La Oficina de Regulación Ambiental y Seguridad Nuclear (ORASEN) interviene favorablemente en los principales programas de desarrollo de Cuba para lograr el más justo y racional equilibrio entre las necesidades de crecimiento del bienestar y la calidad de vida de la población y la preservación del medio ambiente.
El control ambiental de la actividad porcina del Ministerio de Agricultura y de la liberación en gran escala del maíz transgénico, se cuenta entre las acciones vinculadas a la seguridad biológica que asume con loables resultados la ORASEN, en su afán de contribuir al avance socioeconómico del país, en particular, a la producción de alimentos.
En términos de sostenibilidad se refieren los analistas, estudiosos, expertos y el público en general, conocedores de la urgencia de propiciar la más adecuada utilización de los recursos naturales y de garantizar niveles aceptables de seguridad en el empleo de tecnologías de alto riesgo.
A instancias de la que fuera ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), la doctora Rosa Elena Simeón, ya desaparecida físicamente, se concibió hace diez años la entidad reguladora para, con el uso de uno de los principales instrumentos de la política ambiental, incorporar la dimensión de la sostenibilidad en los prioritarios planes de desarrollo, al crear condiciones organizativas en respuesta a los complejos retos que ello plantea en las singulares circunstancias de la ínsula antillana.
Al resumir la labor del decenio de creada la ORASEN, su director general, Ulises Fernández Gómez, destacó el desafío que implicaba en sus inicios lograr una real y efectiva integración, que potenciara las capacidades de las organizaciones que la integran y permitiera un enfoque multidisciplinario e integral de los complicados problemas sobre los que, siempre urge, tomar decisiones.
Elevar la eficacia de su actuación, al concentrar en un solo cauce funcional todos los procesos de concesión de autorizaciones previstos en la legislación vigente, ha sido tan vital como lograr una elevada integralidad en las acciones de control, en medio de difíciles situaciones económicas, lo cual plantea constantemente un verdadero reto al rigor profesional y la inteligencia colectiva.
Según afirmó el directivo, es esta Oficina una clara evidencia de la decisión de contribuir a alcanzar el imprescindible equilibrio entre la necesidad de crecimiento del bienestar económico y social del país y la protección del medio ambiente.
La experiencia acumulada en estos años incluye la evaluación de más de 6 000 trámites documentales estatales, la realización de más de 2 000 inspecciones estatales de la actividad reguladora ambiental, así como la participación en decenas de supervisiones ministeriales, controles gubernamentales y visitas de control metodológicos a los territorios, a todo lo largo del archipiélago cubano.
Además, ha participado en la atención y seguimiento de numerosas situaciones de contingencia de tipo ambiental, radiológico, biológico y químico, un gran volumen de actividad ejecutado en medio de limitaciones materiales y financieras, que han demandado una manera de hacer las cosas cada vez más experimentada y la búsqueda de nuevas formas organizativas para ejercer el control y la garantía de seguridad.
De trascendental calificó Fernández para el país las acciones desplegadas en virtud del cumplimiento de convenios internacionales, particularmente los relativos al desarme y la no proliferación nuclear, biológica y química, de elevada sensibilidad política y en los que se ha actuado con elevado sentido de previsión, en función ante todo de la salvaguarda de la vida en el planeta.
Ello ha consolidado la posición cubana ante las instituciones regionales y globales, representativas de estos tratados, y ha permitido resultados positivos en más de 15 inspecciones a nivel mundial.
Reconocen que su eficacia se basa también en la interacción con centros y entidades que ofrecen soporte científico-técnico para la toma de decisiones regulatorias, muchas de estas de elevada complejidad no solo ambiental sino social, y con quienes de manera mancomunada se enfrascan cada día en el fortalecimiento del orden, la disciplina y el acatamiento de la legislación, fuente de educación y preparación ciudadanas.
Sobresalen en ese esfuerzo las delegaciones territoriales del CITMA, las cuales constituyen la primera fuerza de choque en el enfrentamiento a las violaciones de la legislación referente al entorno y su conservación, así como en la introducción de los requerimientos ambientales en los procesos inversionistas y en los planes de ordenamiento local.
Además de demostrar su preparación y capacidad de dar respuestas a las más disímiles situaciones de una forma ágil, se las arreglan también para enfrentar ambientes conflictivos en los que tienen que lidiar en muchas ocasiones con las indisciplinas administrativas y sociales.
Combatientes de primera línea en defensa del medio ambiente, así se les puede nombrar a los trabajadores y directivos de la ORASEN, que suelen ser tan tenaces ante la adversidad como prudentes en el éxito.
ACTUAR EN NOMBRE DE LA NATURALEZA
Inmersos están en tareas asociadas a los programas de desarrollo económico y social del país, de una envergadura y complejidad tal, que ponen a prueba la robustez de su enfoque regulador, la consolidación de experiencias y conocimientos y, sobre todo, su nivel y preparación técnica.
Valentía les sobra para actuar en defensa del orden y la institucionalidad, con una clara comprensión de las particularmente difíciles y complejas condiciones en que la ínsula caribeña ha tenido que enfrentar sus planes de desarrollo, en medio de severas e injustas restricciones para acceder a los recursos y las tecnologías adecuadas, sin renunciar a los niveles de justicia y equidad social alcanzados en más de medio siglo de Revolución.
Control ambiental y químico, seguridad nuclear, tecnológica, radiológica y biológica, podrían resumir algunas de sus funciones que hoy se concretan en proyectos, estudios, evaluaciones y otras acciones, como el seguimiento de las mediciones para la mitigación de emisiones de Grupos Electrógenos en La Habana, o el examen ambiental de la actividad minera del norte de Holguín y de la ejecución de las inversiones en la rama azucarera (situación de residuales, entre otros).
Intervienen en la evaluación de la observancia de regulaciones para zonas costeras vinculadas al desarrollo turístico, en el manejo de desechos peligrosos y la disciplina ambiental de la ejecución petrolera en el litoral norte de La Habana, Mayabeque y Matanzas, tanto en los nuevos hallazgos como en los yacimientos en desarrollo y áreas por explorar, además de las operaciones de perforación costa afuera (off shore).
Se suma a su carpeta el estudio del ordenamiento territorial del Polo petroquímico de Cienfuegos y el inicio de la evaluación ambiental estratégica.
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