domingo, 29 de septiembre de 2024

Héroe de estos tiempos (+Audio)

Un joven valeroso de estos tiempos no se amilanó ante el peligro y asumió con responsabilidad y entrega una tarea difícil, pero necesaria y sensible...

Jessica Mesa Duarte en Exclusivo 14/08/2020
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Juan Carlos Cedeño-enfermero
La Covid 19 ha representado una escuela para muchos. Para Cedeño, además, fue una oportunidad de crecimiento profesional y personal.

Lleva en el hombro derecho un tatuaje. En él aparece la Isla de Cuba, los grados que obtuvo durante el Servicio Militar Activo y una imagen de Antonio Maceo. Una imagen dice más que mil palabras.

Quien lo conoce bien sabe que le encantan las fiestas y reunirse para compartir con los amigos. También darán fe de su compromiso y madurez ante las situaciones difíciles de la vida.

Juan Carlos Cedeño se desempeña como enfermero en la sala de ortopedia del hospital pediátrico Eliseo Noel Camaño, de Matanzas, pero durante los últimos tres meses vivió una experiencia inolvidable.

“Desde que aparecieron los primeros casos de niños sospechosos de padecer la COVID-19 en el pediátrico se habilitó una sala. Cuando me informaron que debí incorporarme a trabajar allí no lo pensé dos veces y di el paso al frente porque creí que esos pequeños me necesitaban.

”Ahí tratamos con niños confirmados y otros que resultaron negativos, además de sus padres, a quienes también se les realizó el estudio”.

En el hospital pediátrico se adoptaron las medidas higiénico-sanitarias pertinentes desde el inicio de la pandemia en Cuba. No obstante, incluso con todos los medios de protección a la disposición del personal de salud y los pacientes, siempre existía el temor por el contagio.

“Fueron días difíciles, sobre todo por las preocupaciones de los amigos y la familia. Mi mamá me llamaba todos los días, me pedía que me cuidara, que no pasara por alto ninguna medida.

”Es que, aunque contábamos con todos los medios de protección, siempre existieron temores y preocupaciones por las características propias de un virus no conocido hasta el momento, altamente contagioso y causante de impresionantes valores de mortalidad en el mundo”.

Juan Carlos se mantuvo dos semanas trabajando directamente con pacientes sospechosos y confirmados. Luego siguieron catorce días en aislamiento. La espera del resultado del PCR en tiempo real, al concluir su labor en la sala de COVID-19, le pareció eterna.

“Sentí miedo, sobre todo por las personas que estaban a mi alrededor, porque latía la duda de si me había contagiado y estaba asintomático. Me asustaba pensar que podía contagiar a mis compañeros de trabajo.

”Fueron tres días de espera interminable. No salía de mi habitación para evitar cualquier contacto con otras personas; intentaba distraerme mirando la televisión, conversando por teléfono y por las redes sociales con mis familiares y amigos que estuvieron muy pendientes de mí todo el tiempo.

”Cuando supe del resultado negativo respiré tranquilo nuevamente y di gracias por el empeño infinito con que Cuba protegió y protege al personal de salud y a los pacientes”.

En la sala donde trabajó quedaron pequeños fragmentos de historias de vida de muchos niños y sus padres. Una de esas anécdotas marcó al personal de salud que, junto a él, prefirió salvar vidas de manera voluntaria.

“Recuerdo especialmente a una mamá. Isachi tenía ingresados a sus dos hijos. Cuando realizaron la prueba a cada uno el mayor dio negativo, pero el más chiquito sí tenía la COVID. Fue muy triste para nosotros ver despedirse a los hermanos, lloramos junto con ellos”.

A pesar del peligro, de la distancia que medió entre él y su familia, de las preocupaciones, Cedeño afirma que se insertaría sin titubear en otros desafíos en pos de curar y sembrar esperanzas.

“Sin que esto suene a consigna puedo decirte que mientras la Revolución necesite de mí siempre estaré dispuesto. Es como una manera de dar las gracias por la oportunidad de dedicarme a lo que me gusta. A mí me encanta mi trabajo, me gusta mucho ayudar a las personas y además tratar con niños”.

La COVID-19 ha representado una escuela para muchos. Para el joven enfermero, además, fue una oportunidad de crecimiento profesional y personal.

“Estos tres meses significaron una posibilidad de superación para mí; conocí mejor una enfermedad compleja y novedosa: los medicamentos que se suministran para contrarrestar sus efectos, los riesgos que conlleva, la importancia de la higiene personal.

”Desde el punto de vista personal también he crecido. Ahora sé mejor la importancia del apoyo familiar, constaté la valía de mis amigos. He aprendido a valorar la vida un poco más”.

Pese a su nerviosismo Cedeño no puede contener las emociones. Recuerda las historias de tantos padres preocupados por sus hijos, las inocencias de tantos niños ajenos al peligro, el fervor con que sus compañeros asumieron la misión que les impuso la vida.

Por costumbre desliza su mano por el hombro derecho. Advierto que, aun cuando muchos utilicen las imágenes de nuestros próceres como atuendos de moda o suvenires, en su caso el Titán de Bronce significa más que las líneas de tinta adheridas a su piel desde hace años.

Digno heredero de la estirpe de Maceo, Juan Carlos Cedeño es uno de los héroes de estos tiempos, una demostración fidedigna de la valía de los jóvenes cubanos de hoy, de su altruismo y entrega a las causas humanistas.


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Jessica Mesa Duarte

Periodista y escritora de guiones radiales.


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