Cuba y sus alternativas a favor del medio ambiente en 2023

Se ha vuelto común escuchar que la naturaleza, además de sabia, es indestructible. Sin embargo, demuestran todo lo contrario las impactantes imágenes de una Tierra que, en pleno siglo XXI, lucha contra océanos de plásticos, padece el deshielo de los polos y transforma sus bosques en desiertos, lo que deja en evidencia como el planeta se asoma al abismo y nosotros con él.

La evidencia científica es contundente: fenómenos como olas de calor, sequías y modificación de hábitats son solo algunos de los efectos de la crisis civilizatoria asociada al aumento de la temperatura global. Dicho peligro, no afecta únicamente a los ecosistemas naturales, sino también el bienestar de las sociedades humanas.

A razón de esto, el mundo tuvo una cita a favor del medio ambiente en los Emiratos Árabes Unidos, lugar donde se llevó a cabo la convención de la COP 28 la cual inició el 30 de noviembre y finalizó el 12 de diciembre.

Casi tres décadas de ediciones llevan estas conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático siendo el hito más significativo la adopción del Acuerdo de París en el año 2015.

Los países que fueron parte de la Convención Marco de Cambio Climático, en aquel momento, se comprometieron en llevar a cabo todas las acciones posibles para no superar, a finales del presente siglo, un aumento de la temperatura global por arriba de 1,5 grados.

En consonancia con la Organización Meteorológica Mundial, los datos recogidos hasta finales del mes de octubre revelaron temperaturas aproximadas a 1,40 grados Celsius, lo que hace plantear la interrogativa: ¿qué tan efectivo resultan estas conferencias cuando sigue siendo sistemático el agravamiento de la crisis medioambiental en un contexto donde no se han cumplido las promesas gubernamentales ni las políticas acordadas en la COP 21?

Una de las cuestiones que complejizó los debates fue la brecha entre países desarrollados y naciones en vías de desarrollo ya que el cumplimiento de los objetivos se ve dificultado por la escasez de financiamiento para que los países pobres puedan abordar los compromisos con la mitigación de gases de efecto invernadero y, a su vez, que las naciones desarrolladas asuman su responsabilidad como mayores emisoras.

A pesar de que, los países subdesarrollados tienen el mismo compromiso con la protección ambiental que los países desarrollados, es crucial reconocer la existencia de disparidades económicas donde las naciones en vías de desarrollo no disponen del acceso a recursos que le permitan abordar los desafíos ambientales sin obstaculizar su desarrollo económico social.

La ministra cubana de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Elba Rosa Pérez Montoya, expresó el sólido compromiso de Cuba con el tratado climático, tal como se estipula en la Contribución Nacionalmente Determinada.

Durante su intervención en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP-28 el presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz - Canel Bermúdez, hizo un llamado a la comunidad internacional para la corrección de los esfuerzos colectivos en el combate de los efectos negativos del clima.

El mandatario cubano destacó que, desde la cumbre de París en 2015, los países en desarrollo han estado trabajando en acciones a favor del mejoramiento de la crisis que atraviesa el planeta; no obstante, señaló como la falta de solidaridad ha lastrado el cumplimiento de los compromisos.

En esa misma línea y como muestra de la responsabilidad con el medio ambiente nuestro país, intentó demostrar cómo se utilizan los recursos disponibles para abordar estas cuestiones cruciales. Por ello, en el contexto de la Conferencia de las Partes se presentó un programa que busca el lanzamiento de una alianza internacional para la circularidad de una agroindustria de la caña de azúcar resiliente y baja en carbono.

Iniciativa que posteriormente ofrecerá una presentación técnica sobre los objetivos, visión, principios y estrategias generales del trabajo, a lo que le seguirá un panel sobre energía, donde se abordaran temáticas como cambio climático y política de transición energética en Cuba.

En el mismo escenario se exhibieron dos propuestas relacionadas con la ciencia, tecnología, innovación y financiación climática; la Fundación Iris que desempeña un papel determinante dentro de la estrategia nacional para abordar el cambio climático y el proyecto ECOVALOR el cual busca generar beneficios ambientales, con la identificación e implementación de mecanismos económicos y financieros.

El programa también incluyó la presentación de los resultados alcanzados por el proyecto Plan Nacional de Adaptación para los municipios costeros de La Habana AdaptHabana, que se desarrolla con financiamiento del Fondo Verde del Clima, Agenda Nueva Urbana, Vivienda resiliente y baja en Carbono y Ciudades resilientes.

AdaptHabana beneficia a más de 700 mil habitantes del litoral norte de la capital, particularmente vulnerable al aumento de nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos. A su vez, permite la identificación de riesgos en cada sector y grupo poblacional y contribuye en el cierre de las brechas que obstaculizan el desarrollo de los análisis integrales de riesgos ante el cambio climático, así como la formulación de soluciones proactivas viables que pueden integrarse en los ya creados planes de desarrollo.

Las propuestas incluyeron la conferencia Jóvenes y medio ambiente en Cuba, así como un segundo encuentro acerca de ECOVALOR, donde se habló acerca de la contribución de este proyecto a la Tarea Vida para el enfrentamiento al cambio climático, con el análisis del estado de los ecosistemas: arrecifes y bosques en Cuba, mediante el uso de las Tarjetas de Reporte.

Todo esto seguido de un documental donde jóvenes realizadores audiovisuales de la primera gran serie documental dedicada a los tesoros naturales del mayor archipiélago del Caribe, Naturaleza Secreta, compartieron sus vivencias e impresiones sobre la expedición científica el ‘‘Bojeo a Cuba’’ cuya experiencia tuvo una travesía por mar y otra por tierra lo que permitió la obtención de elementos sobre la biodiversidad, una de las crisis que hoy amenaza al planeta y tema de debate durante la Conferencia de las Partes.

Dicha expedición, evidenció el intercambio de experiencias y conocimientos donde se identificaron problemas comunes que no solo afectan a la región, sino también al planeta; sin embargo, pudieron detectarse posibles soluciones que pueden ser implementadas desde lo local para contribuir a una mejor adaptación de los ecosistemas y las comunidades

Dentro de esas propuestas se encuentra la participación activa en la limpieza de playas que se alinea con múltiples Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, incluidos el ODS 14 (Vida Submarina) y el ODS 15 (Vida de Ecosistemas Terrestres), ya que no solo se abordan las consecuencias visibles de la contaminación, sino que también actúan como un medio efectivo para sensibilizar y educar a la población sobre el impacto de los desechos en los océanos, de este modo fomentan la reflexión sobre el consumo responsable y la gestión adecuada de residuos.

Entre los intentos realizados a nivel comunitario por nuestro país se encuentra el proyecto "aCOSTAo”. El cual surge como una iniciativa de clases de la asignatura de Hipermedia por parte de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

Constituye un programa loable que resalta el papel crucial que desempeña la educación en la protección del medio ambiente. Que el proyecto sea liderado por jóvenes estudiantes demuestra el sentido de compromiso de las nuevas generaciones con las metas globales de sostenibilidad.

Para Cubahora los muchachos que gestionan la iniciativa comentaron que una vez al mes, casi siempre, planean una limpieza en las zonas costeras para ayudar a mantener estos ecosistemas y, a su vez, promover la conciencia sobre la importancia de preservar estos entornos naturales para las generaciones futuras.

En resumen, la combinación de esfuerzos como los comprendidos a nivel local por nuestro país demuestran que la protección del medio ambiente es una responsabilidad compartida por todos, y que, a través de la colaboración y el compromiso, podemos trabajar juntos para preservar nuestro planeta para las generaciones venideras.