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lunes, 25 de noviembre de 2024

Comunidades digitales en Cuba, otra alternativa al comercio electrónico

Muchos emprendimientos y negocios locales han recurrido —ahora más que antes— a los sitios de redes sociales para conversar directamente con sus clientes, e incluso reinventar su objeto social, para sobrevivir a la crisis…

Claudia Yilén Paz en Exclusivo 17/08/2020
2 comentarios
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La pandemia del nuevo coronavirus y su correspondiente aislamiento, han provocado un alza significativa en las estadísticas de uso y acceso a Internet, fundamentalmente a los sitios de redes sociales.

Con el advenimiento de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), se ha abierto una puerta grande al mundo del conocimiento, de la libertad y la participación. Un mundo nuevo, donde las reglas y directrices del viejo han comenzado a quedar obsoletas.

La pandemia del nuevo coronavirus y su correspondiente aislamiento, han provocado un alza significativa en las estadísticas de uso y acceso a Internet, fundamentalmente a los sitios de redes sociales. Asimismo, muchos emprendimientos y negocios locales han recurrido —ahora más que antes— a estas herramientas para conversar directamente con sus clientes, e incluso reinventar su objeto social, para sobrevivir a la crisis.  

Actualmente los límites entre la vida real y la digital pueden verse quebrantados, con las diferencias propias de las estratificaciones sociales, económicas, niveles de acceso y las implicaciones que esto tiene. Así, hemos conocido y desarrollado —de forma paralela— el comercio electrónico, como alternativa al comercio tradicional que conocemos. De igual forma, el mercado negro ha encontrado su espacio en las comunidades digitales, típicas de aplicaciones de mensajería y sitios de redes sociales.

Cuba no queda exenta del panorama descrito anteriormente, aun cuando nuestra presencia en el ciberespacio ha demorado más de lo habitual, si se compara con otros países de la región. Para analizar esta y otras temáticas, Cubahora conversó en exclusiva con Salam Mousa, Director del Centro de Estudios del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).  

— ¿Cómo valoras actualmente el papel de las comunidades digitales en el desarrollo económico y social de Cuba?

—En estos momentos en el país desempeñan cada vez, un papel mucho más activo, al punto de que existe tanta atomización que no es posible controlarlas todas.

Un fenómeno que surge también al no existir competencia, o soluciones eficientes a las demandas de la población. Entonces se crean estas ofertas alternativas, incluso muchas de ellas, para llenar los vacíos informativos. Por ejemplo, un canal en Telegram que te “Alerta” la existencia de combos en las tiendas virtuales, un grupo de Whtassapp con información en tiempo real de la disponibilidad de productos en los mercados, u otro con los valores del cambio de divisas.

Si nuestras instituciones no lo tienen, o no lo actualizan con la frecuencia que demandan los usuarios, pues generan estos vacíos muy fáciles de llenar en tiempos donde cada vez más personas se conectan entre sí.

—Desarrollar el comercio electrónico en un país que avanza en los procesos de informatización de sus instituciones, ministerios y la sociedad en general ha supuesto un gran reto. Sin embargo, para algunos emprendimientos y comunidades independientes ha sido más fácil. ¿A qué crees que se deba esto?

— Las instituciones han tratado de construir artificialmente mecanismos que ya existen, y donde quiera que concurra una situación de necesidad van a existir soluciones. Es importante no olvidar que Cuba tiene una población sobrecalificada en algunos aspectos, sobre todo en aquellos relacionados con la informatización.

También, estas comunidades han alcanzado tal desarrollo, que elaboran reglas, pautas, políticas de trabajo para publicar y convivir, o sea, existe supervisión y control. Existen muchos servicios que se están dando al margen de la legalidad, lo cual no quiere decir que todos sean ilegales.

Otras de las limitaciones existentes, es que aún se trabaja, o se quiere trabajar, solamente con las fuerzas endógenas. Se hace necesario buscar entre todos los actores sociales que pueden tener algún tipo de especialización en lo que se está haciendo. Pongamos un ejemplo cercano: la actividad de transportación de las tiendas virtuales online la comenzaron a desarrollar los choferes de la cadena. Luego vinieron al traste la pérdida de paquetes, malos cobros de facturas, demoras en las entregas. Porque la especialización de esos transportistas no era de ese tipo. Si existen empresas en el país que se dedican al envío y transportación de paqueterías, lo ideal hubiera sido subcontratarlas y no asumir unas funciones para las cuales no estaban diseñados, más cuando tienes una demanda creciente y se hace necesario cubrirla. Desatar las fuerzas productivas no puede ser un slogan.

— ¿Entonces, qué pasa con nuestras instituciones?

Aun cuando se han dado pasos significativos en el desarrollo de la informatización en nuestro país, a nivel institucional, aún existen miedos, que luego generan ausencia y el llamado vacío informativo del que hablábamos al inicio. Las instituciones están ausentes de las redes, del debate y en muchas ocasiones de la realidad que viven los usuarios.

— ¿Por qué la gente se mueve a los sitios de redes sociales y prefiere convivir/ comerciar aquí?

Yo creo que entre otras cosas, por la posibilidad de crear comunidades, y esto a la vez está relacionado con diversos factores como el consumo de datos, lo que está de moda, y la funcionalidad que tienen cada uno de esos espacios para desarrollar una u otra opción, para organizarse. En la medida en que tu producto sea más “volátil”, o sea, que pueda traerte problemas su comercialización —o no—, tú te mueves a diferentes redes. Por ejemplo, electrodomésticos, y algunos productos de alimentación, están con frecuencia en Facebook, otros relacionados con productos lácteos, mariscos y cárnicos, en Whatssapp y Telegram. Además, al no tener otro, este es un espacio donde los usuarios se sienten escuchados, apoyados, donde existe debate sobre temáticas específicas y hasta soluciones.

—Hasta el momento, se conoce de la existencia de pautas y políticas de trabajo en estos espacios, creados de forma independiente por los administradores. Esta realidad no es común en todos los grupos y en algunos casos aparecen sobreprecios, ilegalidades y otros fenómenos típicos del mundo real.  ¿Cómo manejar las leyes para con Internet?

— El marco regulador siempre va a ir detrás de la vida. Los procesos se catalizan al existir mecanismos de comunicación que son más eficientes. La barrera entre el mundo físico y el mundo virtual cada vez se hace más fina, y aunque existen procesos que aún se mantienen exclusivos de cada uno de estos espacios, la realidad es que están impactando en la cotidianidad y en la velocidad con que se dan los procesos.

Esto se evidencia en el mismo comercio electrónico, y a su vez, en el desarrollo del “mercado negro digital”. ¿Hace unos años cuánto demoraba una persona en vender cualquier producto? Inicialmente esto se hacía por el “boca a boca”, por recomendaciones de personas cercanas. Ahora eso es posible con crear un grupo, una página o un canal. Y este tipo de negocio deja de tener un carácter local, para convertirse en algo nacional, e incluso, de traspasar fronteras, al ofrecer la posibilidad de pagos desde el exterior.

—A grosso modo, ¿cómo caracterizarías la posición de nuestras instituciones y cuál sería el camino más efectivo?

— Volvemos al inicio, no hemos sabido liberar y desarrollar las fuerzas productivas, integrarlas, y tenemos un problema de impronta. Cada especialidad tiene su sentido de realización; donde yo creo que no se ha sabido combinar es en buscar el sentido de realización de las personas que están detrás de esos proyectos. Al final son personas capacitadas, que están haciendo un esfuerzo y que no está dando resultados.

En la práctica sabemos que esos resultados están mediados por temores, por mentalidades cerradas, que temen al cambio. Hay reticencias a utilizar las herramientas que ya están naturalizadas. Las tecnologías y las soberanías están acompañadas. Mientras más tecnologías propias tú desarrollas, mayor será la soberanía tecnología y es menos posible que te vulneren. Lo que sí está mal, es pensar que la herramienta per se es nociva.

Existen también grandes problemas de organización y de concepción de cómo se desarrolla el mundo digital. Debe existir capacidad de respuesta de todas las aplicaciones, grupos y soluciones que se creen. Soluciones objetivas y prácticas a las necesidades primarias, como el simple hecho de llegar a servicios y productos.


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Claudia Yilén Paz

Periodista. Santiaguera de nacimiento e hija adoptiva de Matanzas, siempre cubana. Fan del chocolate y las golosinas. Recolectora de libros y canciones de Buena Fe.

Se han publicado 2 comentarios


leo
 2/12/20 12:00

se habla de desarrollo tecnologico y muchas cosas, y estoy de acuerdo al 10000000% pero no se habla de la carencia enorrrrrrrme de equipos por los cuales el desarrollo tecnologico no tiene sentido

Flower
 17/8/20 13:59

Muy buen articulo, tal y como nos tienes acostumbrados. Coincido con él, "En la práctica sabemos que esos resultados están mediados por temores, por mentalidades cerradas, que temen al cambio"

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