Esta es la frase más repetida por estos días en casi todo el hemisferio norte del planeta. Los efectos nocivos en la atmósfera debido al calentamiento global, las repetidas nubes de polvo del Sahara y la falta de lluvias, hacen que las temperaturas cada vez se sientan más altas en esta época del año.
El calor puede tener impactos negativos en las personas. Comportamientos como la agresividad, violencia, apatía, irritabilidad, estrés... Pero no todo es negativo, también aporta bienestar, pues gracias al aporte de vitamina D que sintetizamos gracias a la luz solar, se produce una modificación en nuestro sistema endocrino y producimos hormonas como la serotonina, cuya función es inhibir la ira, siendo una de las sustancias químicas responsables de la sensación de alegría y felicidad.
Hidratarse antes de tener sed, evitar el alcohol que nos hace perder líquido a través del sudor y la orina, tratar de no salir en las horas de mayor incidencia solar, ducharse con agua fría, comer frutas, hortalizas y verduras; son algunas de las medidas para paliar los efectos de las altas temperaturas.
"Cuba es un eterno verano", decía un viejo comercial turístico para nuestra estación más larga que hace perder de vista con mucha frecuencia a las demás, pero, caballero, si ya el clima anda medio loco, ¡qué falta haría ahora mismo un frente frío!
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