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miércoles, 4 de diciembre de 2024

Repetición de los días

Los almendrones forman parte de la vida de la ciudad de La Habana. Algunos choferes corren con más suerte, a otros la vida no se lo pone fácil...

Mairely Ramón Delgado
en Exclusivo 18/05/2014
3 comentarios
Almendron-Taxi
Haciendo este trabajo de chofer me va bien hasta ahora, me da negocio, expresó Ariel. (Mairely Ramón Delgado / Cubahora)

Ariel es un joven chofer de treinta años que, al terminar el doce grado, decidió no estudiar más y comenzó a trabajar, entre otras cosas, como gestor comercial de una empresa. Hoy, trabaja como chofer de almendrón durante todo el día. De lunes a viernes. A veces, si se le da una carrera bien pagada, entonces trabaja el fin de semana.

“Con este trabajo de ahora mantengo a mi mujer y a mi hijo chiquito. Para mí un día común es levantarme bien temprano y, a las ocho y media, empezar. Trabajo hasta por la noche. Hay días mejores, hay días malos en que casi no hay pasajes, no siempre es igual.”

Como la mayoría de los almendrones que transitan por una ruta fija desde Marianao va hasta la Habana Vieja y regresa sobre sus pasos, para terminar el recorrido y empezar otra vez. Una, dos, y otra vez. Su recorrido favorito abarca las avenidas 41, la 23, luego San Lázaro para entrarle a Prado desde Colón y, frente al Capitolio, da la vuelta.

“Conversa con la muchacha, viejo, ella no te va a preguntar nada malo –dice el pasajero que está sentado delante, junto a él-, lo que sea que te pregunte respóndele con la verdad. Dile lo que piensas, ¿o es que tú tienes miedo, compadre? ¡Miedo a qué!”

Ariel mueve la cabeza, como dudando, amaga con detenerse porque ha visto una persona parada junto al contén haciendo señas a los taxis, pero otro almendrón le toma la delantera y entonces no le queda más remedio que seguir.

Aprovechando la luz roja en el semáforo de 23 y 12 le digo, a ver, mira un momentico hacia atrás. Pero sale demasiado tenso en la foto. ¿Por qué pones esa cara de malo?, le da gracia lo que digo, pero igual no puedo arrancarle una sonrisa por más que lo intente. De hecho, apenas si me concede frases cortas.

“Tristeza”, esa es la palabra que le viene a la mente cuando le pregunto por la vida que le ha tocado vivir. “Tristeza –repite- sí, es lo que te puedo decir”. El regueattón dentro del auto es apenas un murmullo, así lo bajó cuando accedió a hablar conmigo y, por respeto, digo yo, no lo volvió a subir. Sus maneras son educadas, hombre callado y pensativo.

Su carro no despide ese desagradable olor a gasolina de otros, lleva la música a volumen moderado y da las gracias cuando le pagan. Los asientos son cómodos y maneja con cuidado haciendo que dentro del auto uno se sienta seguro, acaso la misma seguridad que se advierte en sus ojos pequeños. De todos modos, una estampita de la virgen de la Caridad, pegada junto al timón, le acompaña a todas partes. 

Si tuvieras la oportunidad de abrir tu propio negocio, ahora que hay tanta gente haciéndolo ¿emprenderías algo así? “No lo creo, porque aquí las cosas cambian así, de pronto, y me daría miedo perder el dinero. A lo mejor más adelante… no sé. De todas formas, haciendo este trabajo me va bien hasta ahora, me da negocio. Esto es tranquilo.”

Nació en la Habana, vive en nuevo Vedado y asegura que no, no lee periódicos. Cuando por fin me bajo y cierro la puerta le pregunto ¿Industriales?, pero no alcanzo a oír su respuesta. Reanuda la marcha con prisa, vuelve a ser uno más entre la caravana de almendrones que, en poco menos de una hora, dan una vuelta completa a la ciudad alimentando la repetición de sus días.


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Mairely Ramón Delgado

Dazra Novak (La Habana, 1978). Escritora. Licenciada en Historia. Tiene varias publicaciones y premios literarios. Habana por dentro es su ventana personal al mundo.

Se han publicado 3 comentarios


Yanelys
 19/5/14 10:52

Me gusto mucho, desgraciadamente Mercy, la realidad esta asi de gris.

Yunitón
 19/5/14 9:45

Creo que ha hecho un buen retrato..no veo la tristeza en Dazra.sino en la realidad que describe...muy bien...

Mercy
 18/5/14 10:49

Muy bien escrito pero demasiado gris esta estampa para mi gusto.Anímese, Dazra, que la vida tiene colores....

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