Cuando ellos tocan a la puerta

Iván tiene cuarenta y tres años. Estudió Técnico Medio en Comercio y cursó algunos años de Ingeniería Automática. También ha estudiado varios idiomas. Vino desde Villa Clara apenas con cinco años y ha vivido prácticamente toda su vida, salvo por los siete años que residió en Cataluña, en la Ceiba, Playa.

Con su uniforme gris ha repasado ya toda mi cuadra y ahora lo encuentro en medio de la calle dando tiempo a algunos vecinos que no están en casa. Aprovecho y le pregunto cómo fue que empezó a hacer este trabajo. “Hago campaña porque no podía encontrar trabajo, estaba difícil la cosa. Entonces bueno, me tiré a fondo, lo luché y lo luché hasta que por fin lo logré. Tuve que entregar muchos documentos. Logré entregarlos todos de una vez y así fue más rápido.”

“Se pasa obligatoriamente un curso de vectores. Mira, los vectores mutan y para eso se hace la captura de la larva en el estadío que sea, para estudiarlo, para saber qué plagicidas hay que usar y así ir luchando contra ellos. Pero uno necesita también tener conocimientos no solo de plagicidas sino de comunicación social, la manera en que te vas a proyectar, la ética y conducta del trabajador en la calle, cómo trabajar con el personal, como tratar las violaciones y prohibiciones.”

 “No, no tengo cargo alguno, soy un soldado raso. Nuetras jornadas abarcan alrededor de cuatrocientas o cuatrocientas cincuenta casas al día. Es por circunscripción y tiene sus horarios, a veces nos dan cobertura para trabajar hasta las siete de la noche, ya sabes, por las personas que trabajan y están todo el día fuera de la casa y eso.”

¿Le gusta este trabajo que hace? “Sinceramente, es un trabajo que me gusta, se lleva mucho la estadística. Tiene belleza desde el punto de vista de que cuidas a la gente, su salud, velas por un correcto estado sanitario para poder garantizar que dentro de las casas todo esté en las debidas condiciones. Es un trabajo que se las trae, aunque sí muy bonito, muy importante porque de eso depende la salud de las personas, pero igual te digo, tiene lo suyo.”

¿Cómo reacciona la gente cuando ustedes llaman a la puerta? “Mira, te voy a decir cómo yo lo veo. Estás trabajando con el público, con la gente en general, con una diversidad enorme de caracteres y de formas de pensar muy complicadas. No todo el mundo es igual, tienes que saber proyectarte cada vez que llegas a una casa para poder determinar cosas y hacer con ellos las acciones pertinentes.”

¿Qué les aconsejaría a los que empiezan en este trabajo? “Una buena preparación y una buena capacitación, saber comunicarse en la calle, saber proyectarse y discernir mucho antes de abrir la boca para que no haya problemas ni situaciones entre nosotros y la población.     

Usted ha vivido dentro y fuera, si yo le pidiera una palabra para ayudar a la Cuba de hoy, ¿qué palabra sería? “Respeto, hay que respetar las orientaciones que se dan, tratar de buscar siempre una buena solución y tener una correcta comunicación social para resolver los problemas. Respeto, disciplina, orden, esas son las palabras, en sentido general.”