domingo, 19 de mayo de 2024

El uniforme o la moda, una cuestión de espacios

La ropa casual o de salir tiene su momento y su contexto, algo que los estudiantes no parecen entender del todo, pero ¿cómo convencer a un joven sobre esto?...

Andrés Yunior Gómez Quevedo
en Exclusivo 07/06/2014
4 comentarios
mal uso del uniforme escolar
Muchos estudiantes usan de forma incorrecta el uniforme escolar.

En estos tiempos de tendencias y variedades estéticas, con marcadas diferencias y etiquetas, venimos cayendo en el desafío a los ímpetus adolescentes que muchas veces se contraponen con los reglamentos escolares.

Como bien versa la frase: “los hijos se parecen más a su tiempo que a sus padres”, y así lo corrobora esta generación de cubanos, nacidos a finales de los noventa y a principios del 2000, que hoy desandan por los complejos caminos de la mocedad.

Como púberes al fin, necesitan referentes para construir una identidad, necesitan de códigos para forjar cierto criterio de moralidad, en dependencia del contexto. Y como en todas las épocas, sigue estando la juventud ¿perdida?, ¿o realmente encontrada en medio de una serie de desigualdades poco tomadas en cuenta a la hora de exigirles modos de actuar, de pensar, de ser?

En las escuelas de nuestro país se les exige a los jóvenes llevar el uniforme de manera correcta. ¿Qué es lo entendido como correcto? Sencillo: Prohibidos los piercings, tatuajes, tintes, peinados escandalosos, así como tacones y carteras para las hembras, la falda corta, las camisas y blusas por fuera, el cuello levantado, el exceso de prendas, maquillaje, etcétera.

Eso está bien tratándose de la escuela, pero existen otros acápites dentro del uso del uniforme que vienen siendo cuestionados si esta vez contamos con los criterios e intereses de quienes deben usarlo.

La existencia del uniforme viene dada por el propio significado de la palabra, o sea, un “traje peculiar y distintivo que por establecimiento o concesión usan (…) los individuos que pertenecen a un mismo cuerpo o colegio”. También la idea de usarlo es precisamente la de crear una especie de igualdad estética, sobre la cual los propios estudiantes tienen sus opiniones, además de sus prácticas, que son las que han puesto en el ring al reglamento escolar versus las modas de nuestros adolescentes y jóvenes.

Al respecto, algunos estudiantes de la Secundaria Básica Félix Varela, en la localidad de Lawton, comentaron:

“Yo lo que no entiendo es, ¿qué tiene que ver un pelado con el modo de pensar? No creo que llevar un magua, un yonki o un bistec te haga más bruto o más inteligente. Son cosas que deberían tener en cuenta. Además, uno ve los episodios extranjeros y se da cuenta de que en el resto del mundo los jóvenes llevan su estilo personal, y eso es bueno, no malo” —dijo Antonio Morales, estudiante de octavo grado.

“Te exigen llevar el uniforme según el reglamento, pero, ¿qué me dices de las mochilas y los zapatos? Supuestamente es para que todos nos veamos iguales, pero es imposible que alguien se vea igual a nadie. Somos negros, blancos, mulatos, chinos, rubios, pelirrojos, en fin…; unos tienen adidas, nike, converse, puma, kappa; otros llevan zapatos de cuero de artesanos, sandalias, hay quien ni zapatos tiene y se las arregla con un par de chancletas” —respondió Armando Garcés, de noveno grado.

Por su parte, Dayana Domínguez, también de noveno grado apuntó: “La verdad es que tengo deseos de lucir bien, y estar con lo último. Además de que ahora es cuando puedo, porque a mi edad todo queda bien, pero es incómodo que te echen de la escuela por querer estar a la moda. Pues a veces te mandan para la casa y no podemos asistir a las clases hasta que nuestros padres no nos acompañen, eso es una pérdida de tiempo”.

 “No sé de qué va el uniforme si al final yo puedo tener una mochila de los Jonas Brother, de Hanah Montana, Justin Bieber, o Adidas, Puma, ¿qué sé yo?. Y hay quien tiene que venir con un jolongo tejido, una mochila de Thaba o una jaba de nylon, porque no tiene dinero para mochila” —comentó Nasser Creach, estudiante de noveno grado.

Una madre, interesada en el tema, se unió al debate: “Lo mejor del uniforme es que te hace ahorrar ropa, pero hay problemas y escases con la distribución, se hace difícil conseguir varias mudas, que sería lo ideal en este caso, además de que la camisa casi siempre es lo que menos les gusta a los muchachos, y como se ensucia tan rápido, ves cómo, por lo general, tratan de evitarla. Lo ideal sería que los jóvenes fueran más sencillos, como en mis tiempos, pero la verdad, hoy en día quieren lo mejor, lo más caro y hay que ver como se ponen cuando no lo tienen. Incluso, les puede afectar la autoestima. La competencia es muy grande hoy en día. Algo que no debería ser”.

Lo cierto es que la escuela no es el espacio para estas tendencias, ya que existe un reglamento que cumplir, además, la ropa casual o de salir tiene su momento y su contexto, algo que los estudiantes no parecen querer entender del todo.

Si bien las instituciones educacionales toman medidas para evitar el mal uso del uniforme escolar, hay modos que podrían ser totalmente improductivos a la hora de convencer a los estudiantes al respecto. La escuela es un espacio de interacción por excelencia, y en la etapa de la pubertad, que todos andan en busca de aceptación, es lo típico ganarla a base de esteticismos, siguiendo lo último en materia de modas.

Creo que se debe respetar el derecho a la diversidad en el estilo de cada cual. Es verdad que para ir a la escuela un pelo verde a lo Lady Gaga se vería fatal, o los brazos llenos de tatuajes como William el Magnífico u Osmani García; pero hay cosas como los cortes de pelo que deberían respetarse, ya que no todos son excéntricos. Es peor que el estudiante pierda clases por tener un pelado, a que asista al aula y se sienta motivado porque está luciendo como quiere en el lugar donde más socializa.

En el Instituto Politécnico “Hermanos Gómez”, Cheila de la Rosa explicó: “Entiendo que no se puedan llevar piercings ni el cuello lleno de cadenas y las manos con liguitas de colores; pero la ropa tan ancha tampoco queda bien. Creo que deberían permitir que uno acomode el uniforme en dependencia de la talla, sin llegar a lo obsceno, pero tampoco rozando con lo ridículo, como a veces nos lo exigen. A nadie le gusta andar con las zayas tan largas y tan anchas, no se ven bien, y menos en este tiempo que todo se usa entallado”.

“Lo que sí respetan son los pelos largos por promesas, y el yaborage en los muchachos que se hacen santos, pero, ¿y los frikis, los repas, los emos, los rastas y los mikis? ¿No tienen derecho?” —fue el apunte de Yorjenis Mesa, también estudiante del mismo instituto.

“También te mandan a afeitar. A mí, por ejemplo, me sale mucho pelo en la cara, y me gusta dejarme la barba a lo despreocupado, pero me viven regañando por eso” —se quejó Richard López, estudiante del politécnico “Hermanos Gómez”.

Criterios encontrados que, por rebeldía o no, se contraponen con los modos de aplicar el reglamento escolar en su punto concerniente al uso del uniforme. Ahora bien, les exigimos a nuestros jóvenes que lleven una estética precisa, y la tarea se vuelve difícil para los educadores en los centros, pero ¿les ofrecemos un referente tentador que los inste a imitar ese estudiante estéticamente ideal?

Solo hagamos mención a los ídolos modernos de nuestros jóvenes para llevarnos una idea al respecto: El Yonki, el Chacal, Los 4, William el Magnífico, Justin Bieber, Patry White (la dictadora), El Micha, Miley Cyrus, Lady Gaga, Osmani García, Rihanna, Beyoncé, Wisin y Yandel, Adam Levine, entre otros. No es que esté mal porque a los artistas siempre los jóvenes los imitarán, pero tampoco existen en nuestros medios personajes con los que nuestros jóvenes se sientan identificados en pos del camino que se quiere para ellos en este sentido.

No estamos hablando de lograr una flexibilidad que roce con el desafuero, pero sí de un respeto, de tomar actitudes responsables, aterrizadas y constructivas, no de imposiciones que a veces llegan a ser amenazas que, lejos de lograr resultados positivos, detonan ese chip de rebeldía que poseen los jóvenes.

Estamos hablando de realizar estudios de comportamiento y ofrecerles a las nuevas generaciones ejemplos más atractivos, personajes que logren inspirarlos sin hacerles sentir que se les está dando una homilía, una lección o una imposición.

Hay que dejarles una parte del camino a sus propias incentivas, que les ayude a formar el carácter o de, al menos, guiarlos en la dirección deseada, pero de manera menos coadyuvante y más sutil. Hay que entender que se trata de una generación mellada por períodos especiales, procesos migratorios, dificultades económicas y constantes cambios sociales. Es hora de hacer un estudio objetivo y hurgar en los intereses reales de nuestros jóvenes para lograr integrarlos de forma motivadora.

Al fin y al cabo, como mismo ellos lo recalcan, con o sin uniforme, nadie es igual. De alguna manera se hace necesario inculcarles con mayor sutileza el respeto al uniforme escolar, o quizás hacerlo más atractivo para ellos, teniendo en cuenta sus propios criterios, cosa de que la ropa de salir no se mezcle con el vestuario correcto para asistir a la escuela.


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Andrés Yunior Gómez Quevedo

Se han publicado 4 comentarios


Claudia Armenteros
 10/8/16 21:08

En mi opinión, lo antes expuesto está correcto pero coincido con el Dr. Sergio Perez lo importante en estos tiempos no es el uniforme sino la calidad de las clases impartidas por los profesores, sin importar en las condiciones en que se encuentren los uniformes, porque es muy duro que manden a tu hijo de vuelta para la casa a cambiarse el uniforme para luego recibir una clase de muy mala calidad.

Prof. Lic. Andy Lay Glez Corcho
 19/3/15 9:09

Creo que lo mejor que ha hecho esta revolución es el uniforme escolar que identifica  a estudiante cubano revolucionario, jóven de estos tiempos, la escuela no es el espacio para lucir la moda, pues es el espacio para aprender a ser humildes, compañeros, y ganar todos esos valores que hoy ya carece nuestra sociedad, es deprimente que un profesionar de la educación en nuestro pais realice comentarios como el anterior al que ahora redacto, que desmoralizan el objetivo formativo de la educación cubana. la escuela es para formar valores, para educar a los estudiantes en la idualdad social, en la identificación de valores patrios que tipifican a nuestro pueblo y nuestros ideales y pienso yo un joven cubano de estos tiempos y con la responsabilidad de formsr a las nuesvas generaciones que por el uso correcto del uniforme se debe de comenzar.    

carlos
 14/9/17 13:18

yo soy un joven cubano de 17 años y estudio la carrera de contabilidad no tengo ninguna queja acerca de llevar el uniforme correctamente, esa idea me parece muy bien pero lo q no entiendo es q tiene q ver el pelo en todo esto, yo lo quiero como me gusta, soy rokero y la mayoria de mis amigos tiene el pelo largo, probe dejar mi pelo largo tambien y me gusto, pero en la escuela me dicen q no q no va con el uniforme, no entiendo si es una parte de mi cuerpo, como me dicen q no va con el uniforme. Ademas en las escuelas de mis amigos se lo permiten, entonces de q igualdad hablamos.Siempre he sido reconocido por los profesores por ser buen estudiante,nunca tuve problemas,pero cuando vieron mi pelo no, ya no soy bueno, como dice usted la escuela esta para formar valores y para educarnos no para decidir como tengo mi pelo 

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Prof.Dr. Sergio Perez
 7/6/14 14:59

En vez de exigir uniformes y pelados militares lo que deben es preocuparse por que haya buenos maestros

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