Personalidad múltiple

Split es una cinta norteamericana de terror psicológico, escrita y dirigida por Night Shyamalan, que trata de un hombre que tiene 23 personalidades cohabitando en un mismo cuerpo: Las personalidades están en una supuesta habitación dentro de la mente del individuo. Están todas sentadas en sillas…, y las sillas forman un círculo. En el medio hay una luz. Quien se asome a la luz domina al individuo… O al menos así es como explican en esta película el trastorno de personalidad disociada que sufre el protagonista.

El caso es que un día una de estas personalidades decide, nada más para probar que es poderosa, secuestrar a tres muchachas. Es justo entonces que comienza el terror a reinar en cada escena de la película.

Es que todo el filme desborda el sello distintivo trascendente del cine de autor de la mejor calidad. En definitiva el nombre de Night Shyamalan, como ya se ha probado en su carrera como director, tiene cada vez más mejorías y apunta con llegar a su clímax muy pronto.

Split, película estrenada también bajo el nombre de Fragmentado o Múltiple es una obra magistral. Ofrece un terror psicológico de primera categoría que recuerda la grandeza de Alfred Hitchcock, quien sabía cómo inducir pánico con muy pocos elementos. Asimismo, en Split prácticamente no sucede nada, pero el miedo acecha en cada minuto de la trama… un miedo que se cuela por debajo de la piel y anida ahí aún después de terminada la película.

Esta es, a las claras, la intención de Shyamalan. Aunque a primera vista pudiera parecer bastante terrorífico el destino de tres adolescentes secuestradas por una de las múltiples personalidades de un hombre, es lo que nunca se comenta lo que da más miedo… Lo que nunca se comenta pero que resulta obvio y se torna un grito, como el hecho de que una de las adolescentes no se sorprenda ante el maltrato y el abuso del que las tres son objeto.

Extrema atención para el actor James McAvoy, que parece ser un hombre capaz de todo… incluso de encarnar en una misma cinta a una decena de personajes distintos y pasar de uno a otro con tan solo un rictus en la cara. Es evidente que McAvoy se entregó por completo a este filme, que a ratos recuerda un poco a El sexto sentido, esa cinta protagonizada por Bruce Willis que dirigió el propio Shyamalan en el año 1999. (Pero lo recuerda por el suspense y los giros argumentales, no por más: Shyamalan jamás se copia a sí mismo).

Nada más el eje de la trama de Split, con una acertadísima Anya Taylor-Joy siguiendo el juego de James McAvoy, está tan bien logrado que ralla la perfección. Exquisito. Estamos ante un director que habrá que prestar muchísima atención, porque cada vez se acerca más a una obra maestra que conmocione al mundo.