Nanette: “las tensiones aíslan pero la risa conecta”

Ver Nanette (Madeleine Parry, Jon Olb, 2018) es una manera de cambiar el mundo. Es una aventura emocional y una clase de rebeldía. Un drama y una conferencia sobre el humor. Es un ataque y es el perdón: Es la confesión de una artista llamada Hannah Gadsby.

Hannah Gadsby es una comediante lesbiana que nació en un sitio muy homófobo, en Australia. (La homofobia es un dilema universal). Ella empieza su monólogo con una crítica a toda la parafernalia que significa la comunidad LGTBI. “Esa bandera tiene demasiados colores, no es bueno para la vista”, dice. Porque no se define como lesbiana… ni como nada. Si acaso como una muchacha tranquila, que disfruta mucho más del sonido del té en su casa que de una fiesta encima de una carroza en movimiento.

Nanette es el discurso de una mujer en un mundo heteronormativo. Hannah Gadsby se quita la máscara para dejarnos ver la persona que es. No la comediante. No la discriminada. Incluso, no la mujer; el ser humano. Nos enseña la realidad que esconde cada broma. Y créanme, La humanidad se avergüenza cuando Hannah habla.
El mundo moderno necesita escuchar a Nanette. De hecho, el mundo entero necesita escuchar este monólogo y tomar apuntes. Y colgar luego los apuntes al lado del espejo del cuarto. O en cualquier otro sitio donde se pueda leer todos los días.

El monólogo de Hannah hace mucho más que hablar sobre la gente conservadora, esa que se pregunta cómo tienen sexo las lesbianas. En Nanette se habla de aceptación de la diferencia. De lo diferente. Y —¡tienen que verlo!— la forma en que Hannah pide a uno respeto y aceptación por todo aquel que es diferente sume a su público en un silencio sepulcral de respeto. Porque todos somos diferentes. Todos.

En Nanette las verdades son puños. Y cada verdad, cada sentencia llega al nivel más íntimo, porque Hannah sabe manejar a su audiencia: lleva demasiados años siendo comediante y sabe construir y deconstruir su mensaje. Pero esta vez, aunque su mensaje venga lleno de risas, trae también la clave para convertir su rutina cómica en drama. Su drama es tan personal como universal. Nanette es una experiencia. No importa tu edad, tu género. Hannah Gadsby en Nanette es la perfecta representación de la verdad. Tanta honestidad no puede menos que agradecerse.