Como comentábamos varios días atrás, Dubái, capital de los Emiratos Árabes Unidos, acogió la reunión mundial de los 193 países miembros de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), entre el 3 y el 14 de diciembre pasados.
Entre los objetivos principales de la cita se encontraba la actualización del “Reglamento de las Telecomunicaciones Internacionales (RTI), tratado mundial vinculante que facilita la interconexión y el interfuncionamiento en todo el mundo de los servicios de información y comunicación, su funcionamiento eficaz y su acceso generalizado al público”, según la página en Internet de la organización, perteneciente a las Naciones Unidas (ONU).
Además, su Secretario General, Hamadoun Touré, esperaba que del debate emergería “una regulación (aunque fuera de mínimos) para Internet”.
Sin embargo, numerosos medios y analistas de la red de redes han declarado casi nulo el resultado de la conferencia, considerado como una derrota para la UIT. “Pese a todo, Touré sostiene que esta reunión de 12 días ha logrado atraer una atención pública sin precedentes ante las perspectivas diferentes e importantes que rigen las comunicaciones globales”, apunta en su versión digital el diario español El Mundo.
Durante los últimos días de trabajo fueron rechazadas las propuestas centrales. La primera, presentada por Estados Unidos, solicitaba que la nueva regulación de las telecomunicaciones (la vigente es anterior a la expansión de Internet, 1988) afectara a los proveedores de comunicación tradicionales y excluyera a compañías de Internet como Google.
Tampoco tuvo éxito la propuesta de Rusia, a favor de que los gobiernos tuvieran poderes en Internet para reforzar la seguridad de la Red.
Las múltiples presiones de los grupos asistentes al evento cristalizaron en que solo 89 de los 144 Estados Miembros presentes firmaron las Actas Finales, 23 declararon que no las firmarían, mientras que los restantes 31 adujeron que debían consultar con sus capitales.
Se puede esperar que muchos de estos países decidan firmar ya que tienen hasta el año 2015 para ello, explicó Juan Alfonso Fernández González, asesor en el Ministerio de la Informática y las Comunicaciones (MIC), en el blog La pupila insomne, de Iroel Sánchez.
El documento final del nuevo RTI no aborda la censura o el control de la red por parte de los gobiernos. Se centra en asuntos como la interconexión e interoperabilidad entre las distintas redes. “En ninguno de los 10 artículos del RTI se habla de la red y menos aún de su gobierno. Las referencias a la seguridad de las redes (artículo 5A) y a la necesidad de luchar contra el correo basura (artículo 5B) es lo más lejos que llega el texto. Solo en un anexo no vinculante se habla de la necesidad de fomentar el desarrollo de Internet y se alienta a los gobiernos a seguir analizando la cuestión para próximas reuniones. Típico lenguaje vago y dilatorio de las organizaciones internacionales. Aun así, Estados Unidos, secundado por otras naciones como Reino Unido, Canadá y Australia, no lo firmaron”, subrayó el periodista español Miguel Ángel Criado.
Asimismo, ese comunicador alertó sobre los motivos, no explícitos, del gobierno norteamericano para obstaculizar la firma del tratado. “Estados Unidos no quiere que la ONU meta las narices en Internet. Al país que, al menos indirectamente, controla la red a través de varias organizaciones con sede en su territorio, le da miedo que una vez abierta la puerta a los de Naciones Unidas, ya no la puedan cerrar”, insistió.
Por su parte, Juan Alfonso González, llamó la atención sobre la importancia de que al menos los ecos de esta conferencia logren reactivar la lucha para que Internet sea gobernada democráticamente, con la participación igualitaria de todas las personas, grupos y países y con sistemas de gestión abiertos, transparentes e inclusivos. “Entonces, en efecto, ello sería el resultado más relevante de la Conferencia Mundial de Telecomunicaciones Internacionales”, destacó.
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