martes, 7 de mayo de 2024

El debate inicia en el punto final

Los cambios motivados por la implementación de herramientas participativas deben hacerse más visibles en las prácticas cotidianas de las Web periodísticas cubanas...

Leidys García Chico
en Exclusivo 15/06/2012
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Redacción digital de Juventud Rebelde
Redacción digital de Juventud Rebelde

Los diferentes modos de acceso y los procesos de intercambio y colaboración que se dan con frecuencia en muchos medios de comunicación y en torno a diversos asuntos, es una corriente de la que no han escapado las Web periodísticas nacionales.

Los usuarios cubanos de dentro y fuera del país discuten sobre deporte, política, los problemas de un ser humano o de toda una comunidad. Frecuentemente accedemos a conversaciones que mantienen una similitud perfecta con el deber ser de muchas asambleas y reuniones, de las que tienen lugar en un ministerio o una cooperativa y que en otras muchas ocasiones se convierten en un diálogo sobre la costumbre y no sobre la construcción de alternativas o nuevos proyectos.

No obstante, el espacio de la Web ha posibilitado que cientos de internautas puedan reunirse como si de su peña se tratase y dialogar abiertamente sobre los temas propuestos por los medios de comunicación, mientras aprovechan para insertar otros que usualmente no forman parte de la oferta informativa nacional y de los que quisiéramos saber cada detalle.

Entre los sitios más comentados se encuentran Cubadebate, Juventud Rebelde y el propio Cubahora. Este último ha ganado un público muy colaborativo con el nuevo diseño, pues anteriormente debía limitarse a compartir los contenidos periodísticos en las redes sociales y allí intercambiar con sus seguidores.

Preguntas, respuestas, conclusiones, estrategias. Tras el punto final se inicia un proceso de retroalimentación que enriquece la labor de la prensa con miradas y criterios, que son, en muchos casos, realmente valiosos. Las intervenciones de los usuarios pueden convertirse en nuevas fuentes de información —siempre que sean contrastables, comprobables— o temas para iniciar otro trabajo. Aunque la ausencia de comentarios también debe tomarse —en cierta medida— como una falta de interés por los tópicos que abordamos.

En tal sentido, la implementación de herramientas participativas en la prensa se ha caracterizado por el profundo empirismo y la ausencia de un pensamiento que se materialice en servicios informativos donde converjan las necesidades de los públicos y las del medio.

La apertura de los comentarios en las noticias de la mayoría de los diarios es un ejemplo evidente. Estas prácticas, tan útiles si se encausaran correctamente, aún reproducen las relaciones de poder existentes en los escenarios mediáticos. Para el teórico español David de Ugarte resulta evidente que “tarde o temprano los nuevos usuarios que intenten aportar contenidos percibirán que se les impone, lo que de facto es, una línea editorial y por tanto una forma de control ideológico”.

Este hecho se traduce en que el mensaje escrito por el periodista se ubica en un espacio privilegiado desde la visualidad; mientras, los comentarios apenas son atendidos por parte de los editores y periodistas del sitio.

Solo en algunos casos la avalancha participativa ha motivado la publicación de nuevos trabajos o la realización de entrevistas online, en el caso de Juventud Rebelde. La intervención de los periodistas en el diálogo que se genera al final de su texto es también una necesidad, ya que propicia el intercambio desprejuiciado entre autor y usuario. En caso contrario seguirá fomentándose un esquema meramente formal que limita la participación real de los ciudadanos en nuestros medios.

Del lado de los profesionales de la comunicación y el periodismo queda el reto mayor: el cambio cultural necesario para asumir las novedosas concepciones informativas y comunicativas.

Creo importante recordar —para los que aún temen implicarse en el intercambio con los internautas—, a uno de los más importantes teóricos españoles sobre temas de Internet, José Luis Orihuela, cuando afirma que “los periodistas vamos a tener trabajo para rato. Por dos razones: competencia y responsabilidad. En esta era sobra información y estamos saturados de ella. Lo que no sobra es gente que la verifique, que le aporte un enfoque interpretativo, que la ordene, que la jerarquice, que la ponga en contexto, que establezca relaciones y que además la ponga a disposición de quien más la necesita para tomar decisiones”.


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Leidys García Chico

Profesora de Periodismo - Universidad de La Habana, UH, Cuba.


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