//

sábado, 16 de noviembre de 2024

Yo sola, ¿puedo?

Conducir la vida de un hogar monoparental puede ser un desafío enorme para la persona adulta a cargo, uno que se ahonda cuando la sociedad no hace diferencias con esta tipología de familia...

Yeilén Delgado Calvo
en Exclusivo 22/07/2023
1 comentarios
Familia monoparental
uba, la mayoría de los hogares monoparentales están conducidos por mujeres. (Foto: SEMlacCuba)

La soberbia embrutece, la falta de empatía, también. Recuerdo que hace unos años yo leía un reportaje sobre una madre profesional que hacía malabares para lograr el teletrabajo, comprar comida y entretener a sus
dos hijas. Ella estaba rotundamente sola y agobiada.

Yo, joven y petulante, me pregunté qué decisiones erradas en la vida podrían haber llevado a aquella muchacha a esa situación. Y años después me vi en ese retrato, porque la vida da mil vueltas y las cosas no terminan siendo como una las imaginó y planificó.

A cada rato recuerdo esos días en que cosas tan nimias como botar la basura eran un dilema para mí, porque implicaban dejar a una niña muy pequeña y un bebé solos en casa, que nada más verme cerrar la puerta se
echaban a llorar.

Conducir los destinos de un hogar monoparental –que en Cuba superan discretamente el 20 % de todos los tipos de familia y el 40 % del total con hijos– ya sea para un hombre o una mujer, a tiempo completo o con
custodia compartida– constituye un reto inmenso; uno que se ahonda si la sociedad juzga, culpabiliza y no ofrece todas las redes de apoyo necesarias o estas no funcionan como debieran.

El hogar monoparental es aquel en que conviven uno de los dos progenitores con al menos un menor a su cargo; en nuestro país, la mayoría de quienes los conducen son mujeres. En el artículo Hacia una tipología de la familia monoparental de tipo femenino. El caso cubano, la investigadora Diurkis Yarenis Madrigal León explica que entre las situaciones que dan origen a las familias monoparentales se encuentran divorcios, separaciones, fallecimientos, migraciones, encarcelación o motivos laborales.

“Sin embargo, todos los casos instituyen el cambio, conducen hacia el reordenamiento, la modificación o búsquedas de alternativas diferentes a las utilizadas hasta ese momento en función de satisfacer las necesidades de la familia”, dice el texto, y agrega:

“La familia monoparental, generalmente ha sido asociada con situaciones problemáticas, en detrimento de la figura femenina y de los hijos que viven a su cargo; sin embargo, no todos los casos representan riesgo
social, ni necesitan la asistencia social o prestaciones económicas asignadas por vía gubernamental".

Ciertamente, hay diferencias dependiendo de si el otro progenitor aporta o no tiempo y recursos, de si se tiene empleo, de si existen otros parientes presentes en la vida de los niños, incluso del estado de la
vivienda.

Lo que si es común a todas son los malabares que hay que hacer para tener tiempo a solas de calidad, para trabajar cuando se enferman, falla el círculo o la escuela o en etapa de vacaciones; y también para
conciliar las labores propias del cuidado con el resto de tareas domésticas.

¿Qué puede hacer la sociedad para ayudar a esas madres y padres? Lo primero es reconocer que esta tipología familiar es tan válida como cualquier otra; y para ello la aprobación de un Código que reconoce la
pluralidad familiar es muy importante.

En ese sentido, corresponde a círculos infantiles, escuelas y centros de trabajo proteger especialmente a las personas con este rol tan demandante; ofreciéndoles la posibilidad de horarios extendidos, teletrabajo, servicio de casita infantil, programas de verano, etc.

Cuánto se echa en falta que instituciones de servicio público, como los hospitales,  tengan áreas destinadas al cuidado eventual de niñas y niños.

Es muy nocivo, además, que se prohíba la entrada de menores a lugares que no suponen ningún peligro para ellos.

En el citado artículo, se concluía que "si se tienen en cuenta las problemáticas económicas por las que atraviesa el país, es necesario el reordenamiento de las prestaciones de asistencia social de tipo monetario, pero no de forma arbitraria, sino en correspondencia con los casos más críticos".

También se recomendaba que "a través de los medios masivos de comunicación es posible incluir programas de apoyo receptivos a la problemática de padres e hijos con la finalidad de aportar recursos educativos e instructivos a las familias monoparentales. Se crearían así condiciones favorables de apoyo doméstico en las tareas y responsabilidades familiares y en especial, las de atención a los hijos menores dependientes, además de la toma de conciencia social sobre la importancia de la paternidad y la maternidad responsables".

Resulta imprescindible una mirada integral al asunto de la crianza, y especialmente a la crianza monoparental; con enfoque de género.

Hace falta, asimismo, la empatía, para que podamos ponernos siempre en el lugar de quien rige un hogar en soledad, con todas las cargas y responsabilidades que ello supone.

Claro que solas podemos, más de un caso lo demuestra; pero acompañadas por un entramado social fuerte y empático, el camino de seguro sería más llevadero.


Compartir

Yeilén Delgado Calvo

Periodista, escritora, lectora. Madre de Amalia y Abel, convencida de que la crianza es un camino hermoso y áspero, todo a la vez.

Se han publicado 1 comentarios


Jenny
 22/7/23 17:51

Acertado artículo y tema que da para mil aristas más. Saludos

Deja tu comentario

Condición de protección de datos