Hacer nuestras predicciones del 2013

¿Qué significa arriesgarse? ¿Hasta qué punto el ser humano es capaz de trascender la barrera de lo “seguro” y aventurarse en busca de la felicidad? Al cierre de otro año, que trajo consigo la vivencia de nuevos capítulos y experiencias, de alegrías, tristezas, decepciones, enseñanzas…, y tras haber “sobrevivido” a las predicciones mayas, que nos vaticinaron el fin o el comienzo de una nueva era, qué mejor manera de recibir este próximo período, que hacer un balance de los sueños alcanzados, las realizaciones personales, y las metas pendientes que nos han llevado hasta el día de hoy.

Comencemos con la primera pregunta: ¿qué significa arriesgarse? Según el diccionario el término indica aventurarse, atreverse, probarse… disímiles palabras con un sentido común: la valentía.

Desde niños nos invade este ímpetu de descubrimiento y osadía, sin temor a lo que sucederá. Sin embargo, en la medida en que pasan los años, las enseñanzas y los golpes de la vida van coartando esta disposición, en algunos de manera racional, y en otros, lo hacen de forma exagerada hasta caer en una total autocensura.

Para bien o para mal, esta actitud se va replicando en todos los espacios de la vida: en las relaciones profesionales, familiares, personales…y de pareja. En esta última, con el paso del tiempo, terminamos ajustando cada vez más las riendas de las historias de amor, en la búsqueda de una relación “perfecta”, que finalmente llegue libre de sufrimientos o decepciones.

Bajo el supuesto principio de que no es bueno dejar camino por vereda, no pocas de aquellas relaciones, que ya dejaron de ser funcionales, se mantienen en una especie de respiración artificial, y la vida sentimental cae en un estado vegetativo, que al final conduce también al peor de los desenlaces.

Lo más negativo de estas circunstancias es que se corre el riesgo de perder la osadía de la ilusión, de las emociones, ya sea probando nuevos senderos, o decidiéndose a transformar de una vez el camino o la historia que se ha elegido junto a una persona.

Como en toda etapa o proceso de la vida, es esencial sentirse motivado, lejos de cualquier estado de inercia que coarte la creatividad, el deseo y la felicidad, aunque ello signifique trabajar muy duro, y arriesgarse nuevamente en ese empeño.

Es aquí donde regreso a la segunda pregunta: ¿hasta qué punto el ser humano es capaz de trascender la barrera de lo “seguro” y aventurarse en busca de la felicidad? Sin dudas …hasta alcanzarla, pero por qué en ocasiones no lo hace.

Para las relaciones personales que han sido construidas con el paso de los años, en ocasiones se hace muy difícil trascender las barreras, renovar o revolucionar una historia.

A veces se llega a un estado de “seguridad” para con la otra persona, que impide ver o percatarnos que esa aparente calma solo será vaticinio de una gran tormenta.

Como bien advierten los psicólogos, es imprescindible la confianza en sí mismos, que es el único camino que revelará cuáles son las emociones y sentimientos reales que vive la persona, para que sea capaz de luchar por lo que quiere, sin renunciar a su felicidad.

Tener la seguridad en la valoración que se hace de sí mismo, con la capacidad de tomar sus decisiones, a pesar de las incertidumbres o presiones, permitirá asumir y generar las soluciones y estrategias necesarias para emprender los desafíos que se presenten.

Cada persona tiene necesidades profesionales, familiares, espirituales, sexuales, y en la satisfacción de estas empeña su vida. Aunque nacemos solos, siempre buscamos una compañía, un apoyo, o mejor aún, un compañero o compañera de viaje, que comparta nuestros ideales y encare, junto a nosotros, tiempos buenos y malos.

Los seres humanos actuamos según nos han enseñado, por eso asumimos determinadas conductas en el plano personal que nos conducen a aciertos y desaciertos.

La pareja es una relación de dos que tiene el reto de ponerse de acuerdo, respecto a los códigos, reglas y consecuencias de transgresiones a las mismas.

En ella determinar el nivel de satisfacción se hace muy complejo, pues se quiere encontrar en una persona lo que está en una comunidad: al amante, al amigo, al compañero, al confesor, el apoyo incondicional que necesitamos, y lo cierto es que, aunque no es imposible, sí es muy difícil mantener todas esas cualidades en un mismo ser.

Muchas veces en el afán de reunir esas actitudes para hacer feliz a la otra persona se pierde parte de la individualidad, lo que en un inicio puede ser asumido con complacencia, se convierte luego en una inconformidad con uno mismo.

Por eso es tan importante mantener ciertas dosis de egoísmo positivo que permitan dejar de pensar en el otro, para concentrarte en lo que te satisface a ti, y evitar ceder a las tentaciones.

Está claro que no todos somos iguales, pero a pesar de sufrir las más decepcionantes historias, en algún momento las almas se recuperan y comenzamos a sentir nuevamente esa ilusión de continuar el destino de la mano de otro ser.

Cuando las cosas van por buen camino, podemos regocijarnos por la existencia del otro. La capacidad de arreglárselas con aquello que no anda como se soñó, a cambio de disfrutar de las satisfacciones que el amor le da.

Siempre fallará algo, siempre habrá lugar para decepciones en el mejor de los vínculos, y dependerá de los recursos de la pareja para vivir con eso, encontrar sus alternativas y seguir adelante, a pesar y con todo aquello que signifique un obstáculo para el vínculo.

La vida transcurre… sucede así. Pero en todo caso somos únicamente nosotros quienes le damos una lógica, guiados por los sentimientos y emociones que nos hacen ser y sentir. Esta es la mejor guía para trazar nuestras predicciones a las puertas de este 2013.