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viernes, 1 de noviembre de 2024

Mirandés, el “otro” fútbol o cómo matar gigantes (+Fotos)

Los dirigidos por Andoni Iraola vuelven a sorprender en un certamen de Copa del Rey...

Haroldo Miguel Luis Castro
en Exclusivo 11/02/2020
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Mirandés
El equipo burgalés repite en una misma década la hazaña de colarse en unas semifinales de Copa del Rey(Foto: EFE).

Entre las muchas insolencias que hacen del fútbol un espectáculo cuanto menos digno de generar cierto encanto, sobresalen aquellas relacionadas con la incertidumbre y el exiguo margen para la figuración. En un mundo empeñado en promover con afanoso esmero “verdades absolutas” para prever las hincadas del cuestionamiento, el balompié, con sus mil y un misterios, viene a acertar de lleno un golpe en la mismísima nariz de la racionalidad y lo políticamente correcto.

A estas alturas de temporada, nadie o casi nadie sospechó que una pequeña tierra fronteriza española, sumida en la banal inercia de las leyes del mercado y la Unión Europea, se sintiera con el derecho de erigirse capital de los nostálgicos. Solo un loco imaginaría al ya heroico Mirandés paradigma incuestionable de las esencias. Porque, sin negar el pedazo de suerte que se le permite a quien pretende nadar contracorriente, ha sabido sobrevivir en la jungla del fetichismo vestido de obrero y con la alegría de los barrios.

Si de goles hablamos, se supone que los rojillos ni siquiera se asomen en los argumentos de los considerados conocedores y expertos en tan pagana religión. Pero la realidad, siempre distante de la teoría, impone honrar a las cada vez más extintas quimeras.

Aún resulta imposible determinar qué azares conspiran para convertir a la Copa del Rey en un certamen predilecto para unos de los conjuntos más humildes de la Segunda División. Algunos lo consideran el resultado de la excesiva confianza exhibida por rivales preocupados en mantener los puestos europeos o la categoría. Otros alegan justicia divina al saborear a costa de gigantes el potencial de un club incapaz de presentarse donde habitan, según dicen, las estrellas.  

El Mirandés aparece como uno de los clubes que más veces ha llegado a las fases decisivas de la Copa sin haber jugado jamás en Primera División (Foto: elmundo.es).

Ocho años después, la historia se repite. A golpe de pura sobriedad regresa a instancias semifinalistas tras dejar en el camino al Atlético de Madrid, al Sevilla y al Villarreal; sobre el papel, auténticos cocos. Vuelven interpretando una sinfonía similar, pero en esta ocasión bajo la tutela del novel estratega Andoni Iraola, por caprichos crueles del destino, titular indiscutible en el Athletic de Bilbao de Marcelo Bielsa que en 2012 privó a la selección burgalés de luchar por el campeonato.

Sin la grandilocuencia de entrenadores que gustan venderse como la quinta esencia de las pizarras, Iraola se sospecha causa primera de estabilidad de un proyecto basado en la más austera economía de guerra y con una plantilla repleta de marginados (siete futbolistas con carta de libertad, 11 cedidos y uno hasta entonces sin contrato). En apenas meses el exlateral logró inculcar una filosofía carente de especulaciones. Retiene el esférico lo necesario, gusta conectar sin abusar en demasía de las bandas y con una presión escalonada y la picardía de figuras de la talla de Matheus Barrozo o Martín Mequelanz cobra bien caro los errores al rival.

Ahora, cuando apenas les resta un paso para asegurarse un puesto en la Supercopa de Arabia y su presencia en la final se antoja una realidad, no pocos han vuelto a creer en métodos ortodoxos que resumen este maravilloso juego en tres elementos fundamentales: disposición, entrega y cojones.

 


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Haroldo Miguel Luis Castro

Periodista y podcaster


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