Los pecados de Zidane (+Fotos)

El regreso de Zinedine Zidane al banquillo del Santiago Bernabéu en las postrimerías del pasado curso supuso cuanto menos el alivio para una fanaticada que, involuntaria testigo de uno de los peores Real Madrid jamás vistos, añoraba la gracia perdida tras la brutal conquista de cuatro Liga de Campeones en tan solo cinco años.

El francés llegó con aires de revolución. Habló de cambios, de errores por corregir y de sueños renovados para una nómina a todas luces desgastada y saciada de tanto dominar Europa. Sin el más mínimo tapujo, llamó las cosas por su nombre. Señaló chapucerías y sanó heridas enconadas.

A partir de entonces, con poco más que el orgullo por salvar, los performance de una oncena carente de ideas y enferma de apatía hasta la médula, justificaron el precoz inicio de una pretemporada a veces esperanzadora, otras, sencillamente frustrante. Las sucesivas derrotas y mediocres presentaciones, aunque amargas, a esas alturas no suscitaron grandes problemas para el recién llegado DT. Incluso, quizás por el irremediable afán de volver a planos estelares, el constante empleo de disímiles variantes tácticas sin perpetuar una alineación regular, se justificaron con el pronto y obligado inicio de la nueva “época dorada”.

Sin embargo, la puesta en marcha de la actual campaña liguera con una victoria y par de empates frente a elencos en teoría inferiores, comienza a inquietar a la afición y, sobre todo, a una directiva que continúa viendo más de lo mismo y suma 20 puntos perdidos de 42 posibles desde que el galo asumió las riendas del equipo merengue en marzo. Si bien todavía resulta pronto para sacar conclusiones definitivas, ya se avizoran algunos de los causantes del tibio estreno de los blancos en el campeonato doméstico.

Acaso de forma indirecta, al míster se le acusa de incompetencia al hacérsele imposible frenar las constantes lesiones, un mal que arrastraron la temporada anterior y continúa haciendo estragos en esta, aun cuando se trajo a Gregory Dupont, preparador físico de la selección francesa campeona del mundo, y despachó a Víctor Fonseca y a Jaime Benito, dos de los terapeutas más emblemáticos del club. Brahim Díaz, Marco Asensio, Luka Jovic´, Eden Hazard, Thibaut Courtois y otros tantos, ya han pasado o están en la enfermería cuando se han jugado tres partidos oficiales.

Pese a llevarlo de estandarte el día de su presentación, la tan ansiada transformación nunca llegó. En el centro del campo continúan Toni Kroos y Luka Modric, en la ofensiva reina el inamovible Benzema y la defensa se la reparten los mismos Dani Carvajal, Rafael Varane, Sergio Ramos y Marcelo de siempre.

Frente al Valladolid, en la segunda fecha de liga, Zidane alineó prácticamente a los mismos jugadores empleados por Carlo Ancelotti en 2016 (Foto: Marca).

Con la apertura del mercado de fichajes del verano, en Valdebebas se esperaba la incorporación de seis o siete contrataciones capaces de oxigenar la plantilla. Pero salvo Hazard—aun sin debutar—, ni Ferland Mendy, ni Éder Militao, ni Jovic´, ni Rodrygo aterrizaron en la capital española con el cartel de galácticos, y mucho menos figuran entre los titulares por ahora.

Tampoco cuentan para Zidane las figuras jóvenes. Luego de tener bajo sus servicios a la sensación Takefusa Kubo, un jugador hábil, veloz, con desparpajo y vocación de cara a portería, decidió desecharlo y cederlo al Mallorca por considerar demasiado inexperto al internacional japonés. Al igual que el nipón, el brasileño Vinícius Jr sufre la discriminación generacional. De convertirse en la referencia en ataque, ha pasado a suplente prescindible. El forzado cambio de banda y las escasas oportunidades han mellado el rendimiento y la alegría de quien hace unos meses se vendía como uno de los mayores prospectos del futuro cercano.

La aparente anarquía táctica también preocupa en las oficinas de la Casa Blanca. Harry Potter ha utilizado a 17 hombres y tres sistemas diferentes en igual número de jornadas. Primero el 1-4-3-3 en Balaídos, después el 1-4-2-3-1 ante el Valladolid y, por último, el 1-4-4-2 en Villarreal. Hechos que evidencian la asimetría y estrechez de una escuadra conformada por cuatro centrocampistas (Modric, Kroos, Casemiro y Federico Valverde) y nueve mediapuntas (Gareth Bale, Lucas Vázquez, Rodrygo, Asensio, Hazard, Vinícius, Brahim, James Rodríguez e Isco Alarcón)

Las salidas por petición de “ZZ” de futbolistas de la talla de Mateo Kovačić, Dani Ceballos y Marcos Llorente parecen estar pasando factura a un cuerpo técnico que, encima, se tuvo que bancar a los a priori descartes James y Bale. El entrenador evitaba hasta verlos, y al final ha tenido que emplearlos por razones ajenas a su voluntad, acrecentando todavía más el sentimiento de improvisación.

James y Bale han sido de lo mejor del Real Madrid en el arranque liguero (Foto: Marca).

Todo esto, sin mencionar la inexistencia de un reemplazo natural de Casemiro en caso de lesión o bajo rendimiento, y la cesión del guardameta Areola procedente del París Saint Germain tras la contratación de Keylor Navas por el propio PSG. De todas formas, Zidane continúa creyendo en la realización de un ciclo competitivo de ensueño, pero sabe que para ello deberá ofrecer una imagen mucho mejor. El tiempo y el fútbol dirán si en definitiva está capacitado para cumplir la quijotesca hazaña de volver a hacer historia. El debate queda servido.