Los malditos (+Video) (+Fotos) (+Infografía)

El primer round de la gran final de la Copa Libertadores de América ya es historia. En el mítico estadio de La Bombonera, los eternos rivales Boca Juniors y River Plate protagonizaron uno de los encuentros más disputados y emocionantes de los últimos años. Tal y como se esperaba, el Superclásico logró conquistar por derecho propio la atención del todo el mundo, pues no se necesita ser un avezado analista deportivo para comprender lo extraordinario de presenciar por primera vez en la historia una final entre Millonarios y Bosteros, nada más y nada menos que en la competición de clubes más importante de América.

Quizás, para los que vivimos bien lejos del Aconcagua y sentimos- por cosas absurdas de la vida- mucho más agrado por el estilo “organizado y vistoso” propio del fútbol europeo, la disputa del título por dos de las selecciones más grandes del continente sea un partido más. Sin embargo, para aquellos que conocen las raíces de una rivalidad que trasciende lo deportivo representa el enfrentamiento directo entre dos realidades de un país históricamente dividido.

(Infografía: Susana López Palma)

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Para comprender esto, tendríamos que remontarnos a la fundación de dichos equipos a principios del pasado siglo. Ambos nacieron en el modesto barrio de la Boca por iniciativa de inmigrantes italianos procedentes de la ciudad de Génova. La popularización del balompié junto al desarrollo propio de la ciudad trajo consigo un arraigo por los colores del uniforme que se vestía, algo jamás visto hasta entonces.

En menos de cinco años la ciudad portuaria de La Boca fue protagonista del nacimiento Boca Juniors y River Plate (Foto: blipoint.com).

Aun hoy los historiadores no logran consensuar la fecha exacta del primer encuentro entre River Plate y Boca Juniors. No obstante, desde el temprano 24 de agosto de 1913 el diario La Prensa reseñó, “hay trompadas entre jugadores por una carga al arquero de Boca (…) es un aviso”.

Contrario a lo que pudiera pensarse, el hecho de surgir y crecer en el mismo barrio, lejos de unir, provocó grandes diferencias entre las instituciones y sus hinchadas. Mientras los de Boca, a fuerza de no poder cambiar su destino, se mantuvieron como el equipo de los obreros y de los humildes, los de River poco a poco se fueron identificando con las clases poderosas y adineradas.

Algo que quedó bien claro, pues con la llegada del profesionalismo, se convirtió en el único club sudamericano en haber realizado la incorporación más costosa del mundo para la época (de ahí el apodo de Millonarios), sin contar su mudanza en 1938 de la barriada donde surgió hacia zonas cercanas a las residencias de clase alta.  Así inició de una vez y para siempre la rivalidad entre dos clubes con filosofías de juegos bien diferentes. Si para River Plate lo importante es humillar al contrario, para los Xeneizes llevarse los tres puntos resulta lo verdaderamente importante y da igual de que manera.

El estadio Antonio Vespucio Liberti,popularmente conocido como Monumental, es la casa de River Plate desde 1938, año en el que fue fundado. (Foto: EFE).

El escritor uruguayo, Eduardo Galeano al recordar uno de los mejores conjuntos rioplatenses de todos los tiempos escribió, “el público bautizó con el nombre de la Máquina a aquel legendario equipo, por la precisión de sus jugadas. Era un dudoso elogio. Nada tenían que ver con la frialdad mecánica esos atacantes que gozaban jugando y de tanto disfrutar se olvidaban de patear al arco. Más justa era la hinchada cuando los llamaba Caballeros de la Angustia, porque estos jodones hacían sudar la gota gorda a sus devotos antes de brindarles el alivio del gol.”

Muchos de los encuentros entre Boca Juniors y River Plate han terminado con la expulsión de más de un jugador (Foto: Guetty Images).

Martín Caparrós, al referirse al estilo de Boca Juniors no pudo describirlo mejor, "a los boquenses no les importa el baile sino el resultado... Tienen un sentido pragmático del fútbol y, si bien gustan de clichés, ello es únicamente cuando el triunfo está asegurado.”

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Desde sus fundaciones y hasta la fecha, mucho ha llovido para ambos lados de la cancha. River ya no es el único equipo “millonario” y Boca, aunque representa al populismo por excelencia, “acepta” simpatizantes de todas las castas sociales. Sin embargo, les guste o no, siguen siendo los equipos malditos de América. Lo que empezó como mera rivalidad terminó por identificar a toda una nación y desde entonces ya no se entiende la existencia sin tomar partido por uno u otro bando.

Sí, ha pasado el tiempo, pero hay cosas que nunca cambian. Por eso, cuando trato de entender la esencia de todo esto, siempre recuerdo aquella conversación con el amigo de un amigo (argentino por supuesto): “Una vez en el cole conocí una mina encantadora. Era lindísima y yo le gustaba. Pero la cosa se jodió cuando me dijo que era hincha de River. Imaginate, si la llevo a la casa, el viejo me mata”.