La Premier anda al revés

Dos años atrás el Leicester City no aparecía ni por los contornos de la Premier League. Increíblemente, hace dos temporadas el actual líder de la liga inglesa de fútbol jugaba en la segunda división.

El Leicester City, con 47 puntos, no solo ocupa el primer puesto en la tabla de posiciones de uno de los torneos más importantes del planeta, además roba portadas en los diarios deportivos estupefactos por la increíble temporada que está archivando el club, que en 2014-2015, a estas alturas, andaba por el lugar 14.

Normalmente, la mejor o más excitante liga del mundo, son algunos de los calificativos para describir a la Premier League que este año hace honor a esos adjetivos, aunque yo no esté del todo de acuerdo. Pero, que importa mi opinión cuando los números indican que estamos en presencia del campeonato más competitivo e interesante del Viejo Continente.

Aunque lo parezca, lo más sorprendente de este curso no es que un equipo recién ascendido domine la lucha por el premio a la regularidad, sino más bien que los grandes clubes como Manchester United (5) o Chelsea (13) vivan una dolorosa lucha por mantenerse o entrar en el top ten de su liga.

En este contexto, el Leicester City y su principal figura Jamie Vardy se han convertido en la revelación de un torneo que alberga a algunos de los clubes más ricos y poderosos del panorama futbolístico mundial.

Luego de 23 partidos jugados, el tiempo pasa y el equipo dirigido por el técnico italiano Claudio Ranieri confirma que sus resultados no son obra de la casualidad. Al Leicester los grandes de Inglaterra le corren desde atrás y esperan a que en algún momento tropiece, pues al parecer es más fácil que doblegarlo.

A la buena suerte del club del centro de Inglaterra contribuyen, en gran medida, las actuaciones del delantero de moda en el país, Jamie Vardy y Riyad Mahrez, único referente creativo en la media cancha ofensiva. Vardy, con 15 goles es, junto a Romelu Lukaku (Everton), el máximo goleador del torneo y amenaza con ganar un trofeo individual que en los últimos años consiguieron estrellas como Cristiano Ronaldo, Didier Drogba, Luis Suárez y Thierry Henry. Mientras el argelino Mahrez, con 13 goles y siete asistencias, aporta explosividad y enamora a media Europa con sus detalles técnicos.

El fútbol directo es lo que define a este equipo que no cuenta con figuras de renombre en su staff. A falta de esquemas demasiado estilizados, los actuales líderes apuestan por un juego vertical, limpio, sin grandes complicaciones y basado en el contragolpe. Su planteamiento sencillo, al estilo del fútbol más clásico, le ha asegurado las mieles de un éxito, momentáneo, pero igual de dulce.

La del Leicester, es una de esas temporadas que se dan cada 30 años en el fútbol. Cada cierto tiempo surgen algunos clubes rebeldes que le hacen la pelea a los todopoderosos y le roban el trono y hacen historia, hasta que luego todo vuelve a su lugar. Se trata de esos equipos que, nunca o casi nunca, lograrán fichar a las estrellas del balompié y que verán como al final de la temporada sus figuras descollantes emigrarán hacia conjuntos más adinerados. Esta no será la excepción, pero por el momento disfrutemos que la cosa está ardiendo.

Particularmente, no conozco la estrategia de Ranieri, pero lo que pasa más debajo en la tabla de posiciones, lo veo completamente claro.

El hecho de que un club modesto como el Leicester y otro de “clase media” como el Arsenal lleven el pulso de la Premier dice mucho del fútbol que allí se practica. Los acontecimientos recientes han puesto de manifiesto que la repartición “un poco más equitativa” de la enorme cantidad de dinero proveniente de los derechos televisivos, ayuda en la conformación de plantillas futbolísticas más sólidas para hacer frente a las riquezas de los jeques árabes a disposición del más universal.

Por otro lado, tras diez años en una categoría inferior, la buena racha de los dirigidos por el experimentado Ranieri se combinó con un periodo magro de los habituales dominadores en Inglaterra. El peor de los grandes es el Chelsea. Para el conjunto londinense, achantado en el lugar 13, muy poco ha cambiado desde el despido de José Mourinho y no logra estabilizar un modelo de juego que lo devuelva al camino del triunfo. También preocupa el desempeño de Manchester United y Liverpool, en quinto y séptimo escaño respectivamente, a pesar de los grandes desembolsos para reforzarse al inicio. Si todo sigue como va, ninguno de los tres podrá disputar la Champions League la próxima temporada.

A la Premier League solo le restan quince jornadas y si nos fijamos en cómo terminó el año pasado, tal parece que la tabla anda al revés. Pero, al fin y al cabo, así es el deporte de impredecible y eso lo hace fantástico.

Si yo tuviera poderes, luego de asegurarme algunas condiciones de vida, concederme algunos caprichitos y hacer que el Real Madrid ganará todos los títulos posibles, sin dudas ayudaría al Leicester a conseguir el título. Sería el premio perfecto para la temporada tan espectacular que lleva este equipo pequeño, sacrificado y con jugadores normales. Pero, desgraciadamente, yo no tengo poderes y el Leicester tendrá que arreglárselas solo.