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viernes, 1 de noviembre de 2024

Kaká, el mortal que reinó los cielos (+Fotos) (+Video)

El centrocampista brasileño imprimió al fútbol un estilo de juego vertical, rápido y sin muchos adornos...

Haroldo Miguel Luis Castro
en Exclusivo 25/12/2018
2 comentarios
Kaká
Kaká es uno de los futbolistas más laureados en toda la historia (Foto: BBC).

Jugó al fútbol porque sí, porque así lo quiso él y Dios. El espíritu de triunfo que siempre le acompañó no era cosa del azar, sino esfuerzo y largas horas de entrenamiento. A simple vista Ricardo Izecson dos Santos Leite (kaká) parecía un futbolista como cualquier otro, y sí, es verdad, no creció en las favelas de Brasil ni aprendió a dominar el balón practicando con piedras o cocos. No tuvo la dicha de nacer con la piel quemada y, para mayor de los males, careció siempre de aquella “sabrosura” que encanta- y en el balompié más-de los cariocas.

Cualquiera en su acomodada posición se hubiera conformado con seguir los partidos en la televisión, coleccionar tarjetas y, alguna que otra vez, jugar con el equipo de moda en el Play Station, pero él no, se le hacía imposible limitarse solo a eso. Soñaba con firmar un contrato profesional, ir a Europa y-ya estando en el asunto- vestir los colores de la franela nacional y levantar una Copa del Mundo.

Kaká se caracterizó por su velocidad y capacidad para desplazarse con el balón (Foto: Mundodeportivo.com).

Era mucho más pequeño y delgado que resto de los niños. Con apenas 12 años le diagnosticaron un retraso óseo que atentó con sus primeras aspiraciones en la vida. El trabajo duro y la ayuda de muchos amigos permitieron que al cumplir la mayoría de edad contara con un físico solo comparado con el de un atleta de primer nivel. Por aquel entonces, ya daba sus primeros pasos en las categorías inferiores del club brasileño Sao Paulo, quien necesitó bien poco para percatarse del diamante en bruto que tenía entre las manos.

Tras coquetear con la muerte, o al menos la silla de ruedas a causa de un accidente que le causó la fractura de la cuarta vértebra, llegó un imberbe muchacho a la capital italiana con la difícil misión de conseguir minutos en el monstruoso Milán de Cafú, Andrea Pirlo y Andriy Shevchenko. Sus grandes zancadas, velocidad y potencia en el disparo reclamaron por derecho propio un puesto en la titularidad de un equipo y una afición que en cada jornada veía crecer a un verdadero fenómeno. Tanto dentro como fuera de la cancha, Kaká siempre hizo lo justo. Nunca se le vio sobrado con bicicletas o amagues innecesarios aunque siempre consiguió romper la línea rival.

Con la verde-amarela no lució todo lo que quiso. Unas veces la mala suerte y otras el exceso de responsabilidad le jugaron una mala pasada a quien desde bien temprano estuvo llamado a asumir el timonel de tan prestigioso barco. Pese a esto, con la Canarinha Kaká supo, entre otras cosas, lo que era levantar una Copa del Mundo.

El centrocampsita brasileño fue el último jugador en ganar el Balón de Oro antes de que Lionel Messi y Cristano Ronaldo extendieran su hegemonía sobre este trofeo por una década (Foto: Mundodeportivo.com).

Los cambios de aire lo llevaron a un Real Madrid renovado y con hambre de triunfo. Su aval como mejor del planeta rápidamente lo convirtió en uno de los consentidos y exigidos por la siempre exigente grada madridista. Acostumbrado a batallar, de a poco “Riki” fue entendiendo la filosofía de un club tan guerrero como él. No obstante, el camino de rosas que muchos le previeron llegó a su fin antes de lo esperado. Las siempre inoportunas lesiones hicieron de su cuerpo un calvario y, desde entonces, ya no fue el mismo. Entre problemas físicos y falta de confianza, Kaká fue cayendo en la espiral infinita del banquillo hasta casi extinguirse.

Fue por eso que con bríos renovados y con la ilusión de llegar nuevamente a un Mundial, esta vez al de Río de Janeiro, el centrocampista tomó maleta en mano y decidió regresar a su casa, al Calcio de Italia que tanto le había dado. Un ya formado y maduro Kaká regresó y con él, las lesiones. Una vez más veía escapar el anhelo de poder encarar de principio a fin una temporada, pero sobre todo, la posibilidad de jugar en su país.

Harto de críticas y frustración, se enroló en un viaje sin regreso a la cómoda liga estadounidense, donde la presión y los señalamientos fueran menos. Allí, el brasilero regaló sus últimos años hasta que decidió el final de su propio cuento. Para muchos, Kaká se opacó antes de tiempo, para otros, no fue más que un destello de entre tantos. Sin embargo, cuando abandonó las canchas ya no tenía que ganar. El siempre ecuánime jugador como reloj suizo marcó la hora de su final cuando ya lo había dado todo porque a, fin de cuentas, él solo es un simple mortal que por un momento logró conquistar el cielo.


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Haroldo Miguel Luis Castro

Periodista y podcaster

Se han publicado 2 comentarios


René Fáez
 22/1/19 21:55

Es el mejor de todos los tiempos

Villaclareño
 3/1/19 10:23

Grande entre los grandes que no fue respetado por las lesiones no fue el caso de ronaldinho que hizo de las fiestas su pasion. Kaka es digno de respeto y admiracion

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