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viernes, 1 de noviembre de 2024

Gatti, el loco

El guardameta argentino Hugo Orlando Gatti ha quedado en la memoria del fútbol como uno de sus personajes más pintorescos...

Haroldo Miguel Luis Castro
en Exclusivo 09/06/2020
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Arquero argentino-Hugo Orlando Gatti
Gatti jugó durante 25 temporadas en la primera división del fútbol argentino. A lo largo de su carrera militó en Atlanta, River Plate, Gimnasia y Esgrima , Unión de Santa Fe y Boca Juniors

Hubo un tiempo, no tan pasado, donde el fútbol detestó la arrogancia implícita en lo moderado y racional para darle vida a fervientes practicantes del difícil arte de enamorar con el balón en los pies. Como contenedor de artistas, al fin y al cabo, las canchas se llenaron entonces de exquisitos personajes, genios motivados por el instinto animal de burlar contrarios y regatear hasta el cansancio.

Muchos se labraron un nombre y construyeron casas disfrutando el tener que amarrarse a patadas en terrenos fangosos, mientras el mundo los iba adorando a falta de otros alicientes. Quiso el azar que de aquellos lugares más golpeados por la perversidad de la sobrevivencia salieran mitos que marcarían para siempre el camino de un deporte obrero por antonomasia. Por eso, en las páginas más gloriosas de este credo, encontramos la presencia de sudamericanos que, orgullosos, subvirtieron el destino. Uno de ellos fue el argentino Hugo Orlando Gatti

Si bien ya sabemos que el portero, para ser portero, debe llevar consigo cierta dosis de egolatría y espíritu contracorriente, aun le resulta difícil explicar qué mezquino impulso lo llevó a preferir la soledad del arco y cambiar la celebración de los goles por el placer de frustrarlos.


A Gatti, aseguran, pocos lo entendieron. Sin embargo, ninguno dejó de reconocer su valía sobre la grama. (Infobae)

Luego de 32 años de su última aparición, más criterios de lo esperado aseguran que jamás ha vuelto a pisar el área chica un tipo del talante de Gatti. Porque, dejando a un lado de magníficos achiques, vistosas palomitas y soberbias atajadas, a este campesino de Buenos Aires lo distinguió la virtud de interpretar el balompié con una pericia reservada para auténticos iluminados.

Con un físico y reflejos que apenas le alcanzaban, “El Loco” se ganó el apodo a golpe de querer transgredir las leyes de la coherencia al sacrificarlo todo para dominar el esférico, gambetear al delantero rival y convertirse en el primer eslabón en la cadena de ataque. Puede que ni siquiera haya “inventando” tan arriesgada forma de jugarse la vida, pero, de seguro, aparece entre quienes más personalidad y deseos de divertirse y divertir puso.

Mencionarlo se traduce en festejar una época brillante, germen de lo mejor y lo peor de la nuestra. Una en la que podía tomarse una botella de vino antes del partido para sacarse el “cagazo”, tildar a Diego Armando Maradona de “gordito” para luego aguantarle cuatro chicharros o quedarse suspendido ocho encuentros como castigo a la negativa de colocar correctamente la barrera ante un tiro libre, por considerarse capaz de cortar el disparo sin ayuda.

A Gatti, aseguran, pocos lo entendieron. Sin embargo, ninguno dejó de reconocer su valía sobre la grama. Incluso, quienes la padecieron:    

“Nos enfrentábamos a Estudiantes y él estaba obsesionado con que la defensa debía achicar hasta la medular para él transformarse en arquero-libero. Su bronca era tanta que me cansé y le dije que me dejara de romper las pelotas. Ese día ganamos con anotación de Hugo Perotti, después de que Gatti dominara la bola hasta la mitad del terreno y habilitara”. (Francisco Sá, exdefensor de Boca Juniors).


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Haroldo Miguel Luis Castro

Periodista y podcaster


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