Argentina pierde al rey y España abdica al trono

España y Argentina han decepcionado al quedarse sin el título de la Eurocopa y la Copa América Centenario, respectivamente.   

“Me duele no ser campeón con Argentina. Ya está, lo intenté mucho es increíble pero no se da. Se terminó para mí la selección, son cuatro finales, no es para mí. Lamentablemente lo busqué, era lo que más deseaba, no se me dio, pero creo que ya está”.

Esas fueron las palabras de Leo Messi, desconsolado, luego de perder otra final más con la selección argentina.

Luego de 55 goles (máximo anotador), 113 partidos disputados y 11 años con la albiceleste, el capitán se cansó, no aguantó más la presión y hoy se siente más culpable que nunca por haber fallado el penal.

La Copa América Centenario podía darle a la Argentina el título que viene persiguiendo hace más de 20 años. Pero no fue así. Chile, que hasta el año pasado no había ganado ningún trofeo a nivel de selecciones, se volvió a entrometer y pintó de negro lo que parecía ser la noche más clara para sus vecinos.

En esta nueva etapa de duelo Argentina tiene dos problemas. Antes se trataba de recuperarse y volver a empezar la cruzada para levantar una copa, pero ahora está el dilema de Messi, que está frustrado y no quiere volver a la selección.

El fútbol las cobra caras, pero con Messi se excedió. El rosarino pasa del cielo al infierno con tan solo cambiarse de camiseta. La culpa no es sólo de él. Hoy, a sus 29 años sigue siendo el mejor del mundo, nadie complace tanto a la pelota como él, pero en la cancha juegan 11 y ya vemos, a veces, con el más grande no basta.

A Argentina con excelentes jugadores, incluido el mejor, le pasa lo mismo que a Brasil, que olvidó su esencia y dejó de ser ella misma. Por la borda se han ido generaciones doradas de futbolistas sin poder engranar un equipo con estilo propio. Cómo es posible entonces que Messi sea el culpable de todo.

Perder tres finales de Copa América (2007, 2015 y 2016) y una del Mundial no es una casualidad. Los problemas del balompié argentino, más allá de su conocida prepotencia, sobrepasan a Messi que, juega y juega casi solo sin socios que interpreten su fútbol, para despojarse de una falsa maldición.

En cara le podemos sacar su falta de liderazgo, la vida lo premió con gambeta mas no con carácter. Mucha suerte tendría los argentinos si le salieras dos como Diego, que por fuera se equivocó, pero en la cancha lo tenía todo.

Hace mucho tiempo Messi entendió que en Argentina no tendría a Xavi y que se las tenía que agenciar él solo y lo hizo. El zurdo se tiró atrás a buscar balones y generar juego y, en ese nuevo papel, dos veces le puso la gloria en los pies a Gonzalo Higuaín, pero el Pipa las desaprovechó.

Todo equipo de fútbol necesita equilibrio, el 10 no puede ser el problema de la Argentina, sino la solución, la esperanza. Messi no es un cobarde y en el campo lo ha demostrado, pero si decide no regresar dejará de ser el mejor, porque el más grande nunca se rinde, nunca descansa y lucha hasta que los pies o el corazón no den más. Ojalá y Messi se dé cuenta de ello, por el bien suyo, de Argentina y del fútbol.

España vuelve a ser normal

Así ha llegado a su fin la Copa América Centenario, con Chile que se ha vuelto bicampeón en menos de dos años. Mientras la Eurocopa sigue su rumbo pero no sin antes estremecer un poco a los más favoritos.

España, vigente campeona de la Euro y otrora número uno del mundo, coleccionó un nuevo fracaso al perder contra Italia en octavos de final. Tras el fiasco de Brasil, este nuevo bache confirma el fin de una era gloriosa para el fútbol ibérico.  

El equipo de Vicente del Bosque se ha vuelto débil y lo ha pagado con la eliminación. La posesión del balón dejó de ser su máxima y, en esta ocasión, Italia les dio un repaso de fútbol.

Muchos se preguntan qué ha pasado y la mayoría se debate entre la caducidad del estilo, que los llevó a la fama, o la falta de hombres para ejecutarlo. En mi opinión, el mayor problema es la falta de continuidad, pues el estilo nunca se debe traicionar. Se fueron Xavi y Xabi y solo ha quedado Iniesta contra el mundo. La nueva hornada de futbolistas personificada en Koke, Thiago Alcántara o Nolito casi no ha podido expresarse. 

Al parecer Vicente del Bosque solo cree en la renovación de la portería, mientras que otros sectores como el medio campo o la zona de ataque necesitan de nuevos aires.

Muy a mi pesar, pues me profeso seguidora empedernida de Iker Casillas, David De Gea fue lo mejorcito de la debacle de cuartos y gracias a su actuación el partido no terminó en goleada. Aun así cada balón que salva o falla me duele en lo más profundo, pero más duele ver a Casillas en el banco. A veces pienso que España se merece eso y mucho más por no respetar a Iker.

Del Bosque, por su parte, debió irse mientras tocaba la gloria y no ahora, cabizbajo. El técnico más laureado de España no ha sabido hacer las transiciones que necesita una selección nacional y ahora tendrá que aguantar las críticas.

España vuelve a las horas bajas, vuelve a ser el equipo que no superaba los cuartos, como antes de ganar la Euro del 2008 que abrió la senda dorada.