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lunes, 25 de noviembre de 2024

La manzana de Adán

un blog de Adán Iglesias Toledo

Sillones extremos

No hay nada como experimentar el dolor ajeno para ser más solidarios...

Adán Iglesias Toledo
en Exclusivo 22/01/2015
2 comentarios

Vivimos en una sociedad solidaria, donde desde la cuna se promueven valores colectivos para ayudarnos los unos a los otros. Con canciones infantiles, obras de teatro y juegos de roles, se enseña a los más pequeños la importancia de compartir y de no ser egoístas.

Así han ido creciendo generaciones y todas han mostrado lo que han aprendido al respecto: médicos que son capaces de entrar a tupidas selvas a consultar a enfermos, entrega de ropas para zonas afectadas por ciclones, donación gratis de sangre, etc, etc.

Aunque hay ejemplos menos felices la mayoría de nuestra gente echa la mano al menos conocido, sin pedir nada a cambio.

He estado en reuniones donde se ha tocado el tema de la importancia de la solidaridad dentro de fronteras y al salir de ella han pasado en carros algunos jefes participantes en la cita que, al momento, olvidaron la alerta que se hacía.

Hace poco solo comenté que necesitaba un sillón de ruedas para mover a mi papá hasta el policlínico para que allí le inyectaran penicilina y al instante la persona con más problemas personales que conozco en mi trabajo, me ofreció el suyo. Hay que gestos que ni el Ministerio de Finanzas y Precios puede valorar en su justa medida…

Ya tenía en casa el sillón, el problema ahora no era la gran loma que me esperaba al regreso, sino los huecos y baches que se incluyen en el trayecto y más allá.

Ahora fue que comprendí a la ACLIFIM y me puse en el papel de una persona con discapacidad motora.

Agarré un mapa y tracé una nueva ruta para llegar al Policlínico sin dejar de caer a mi padre en un cráter de los que hay en Alamar. Como use la memoria, tuve la sorpresa de que zonas que yo consideraba “limpias” ya le había nacido un hueco o una falta de acera.

Resulta que ahora los encargados de recoger escombros lo hacen con equipos pesados que al pasar se llevan basura, acera y todo lo que se les ponga delante.

Un trayecto que normalmente se puede hacer en 35 minutos, ahora me llevaba hora y cuarto, por el sorteo de baches y la ubicación de contenes bajitos por donde poder subir y bajar el mencionado sillón.

Llegó el momento en que le ví la parte buena a aquella exploración, me ponía a pruebas en cuanto a retos físicos cual si fuera un “atari” el cual va agregando diferentes niveles de dificultad. Lograr inyectar a mi padre y regresarlo sano y salvo a casa ya era el premio.

Nada, que no hay nada como experimentar el dolor ajeno para ser más solidarios.


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Adán Iglesias Toledo

Amo contar mi realidad en imágenes. Soy caricaturista y director del Dedeté, suplemento de humor de Juventud Rebelde.

Se han publicado 2 comentarios


libra
 20/4/15 11:10

hola, acabo de leer el articulo aprovechando un receso, por eso no puedo explicar todo lo que viene a mi mente, vivencias y otras mas, la concreta: A NADIE LE DUELE LO QUE SUFRE EL CUBANO DE A PIE, EJEMPLO, CON EL AGUA, LA VIVIENDA, LOS CREDITOS BANCARIOS (CON INTERESES QUE PARA QUE?), LA ALIMENTACION, EL TRANSPORTE, EL HOGAR, Y SIN POSIBILIDADES DE NADA, SOLO VIVIR DE LA ESPERANZA, MIENTRAS TENGAMOS PERSONAS QUE NO SIENTAN LO QUE SUFRIMOS OTROS.

gabriel jarquin
 22/1/15 12:20

muy cierto amigo mío , quién no sufre en carne propia los dolores de cabeza del cuabno de a pié siente que los problemas no existen. hasta que eso s que van por ahí con todo y sin problemas no padescan los de abajo seguirán igual.

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