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viernes, 22 de noviembre de 2024

La manzana de Adán

un blog de Adán Iglesias Toledo

La maleta

Relacionadas ineludiblemente con los viajes dentro y fuera de fronteras, están las maletas...

Adán Iglesias Toledo
en Exclusivo 23/08/2015
1 comentarios

Estos bienes inmuebles pueden entrar sin dificultad alguna en la categoría de arquitectura industrial, pues su diseño, materiales de elaboración y hasta forma responden e identifican una época determinada.

La maleta de madera, sin dudas fue la de la década de los 70. Los planes de la escuela al campo por 45 días hizo que en cada familia que hubiera muchachos en secundaria o pre existiera al menos una maleta de este tipo. Carpintero mediante, el problema se extendía a la hora de agenciarse un candado para ella, pero siempre aparecía alguno.

Fue una costumbre que ellas viajaran primero que sus dueños a los campamentos de la agricultura. “El camión de las maletas” llegaba un día antes a la escuela donde ya los familiares esperaban y ayudaban a subirlas a las rastras y hasta una lagrimita asomaba al verlas achicarse en el horizonte.

La moda también se extendió a la manera de llevar colgada al cuello la llave de la maleta. La semilla de mamey fue un ecológico y bello llavero sobre el pecho de muchas amigas.

El arribo de la comunidad cubanoamericana a Cuba por los 80 nos dio a conocer al gusano, y me refiero igualmente a un tipo de maleta y no a su portador. Esta era más larga que ancha y aparentemente permitía “echarle más cosas dentro”, por su forma entraba en la cercana familia de los maletines.

Fue la década del Campismo Popular y de popularizarse la mochila, al punto que se produjeron muchas, ya no solo de lona, sino de los más diversos materiales. Ha sido muy útil desde que nos decidimos a llevar nuestros atavíos sobre nuestras espaldas.

El secuestro del niño Elián González por su lejana familia de Miami hizo popularizar “las maletas de rueditas”, que era la que el niño secuestrado llevaba a su escuela y como producto político lo exhibían las televisoras del lugar. Pronto acá muchos de nuestros niños y también el mercado las hicieron populares.

Pero, el tema de la maleta no llegó a mí sin razón alguna. En mi más reciente viaje tuve la experiencia de salir de la terminal 3 del aeropuerto internacional José Martí con una maleta… que no era mía. Yo que pensaba que me las sabía todas al respecto sufrí una de las mayores decepciones personales al percatarme del error cometido. Más allá de la falta de control aeroportuaria, me dolía lo que me esperaba para localizar mi verdadero equipaje.

Las gestiones en Cuba no se deben hacer por teléfono, por lo que me presente en el departamento de equipajes extraviados y luego de horas y paciencia logré que me atendieran.

Reclamé, por supuesto, un documento que demostrara que estaba devolviendo algo que no me pertenecía y recé porque la mía estuviera allí. Por suerte, para mí y para la persona que sin intenciones le hice pasar un mal rato, todo terminó en final feliz.

Moraleja: Sin pudor alguno, cuando tengan la oportunidad de viajar, identifiquen su equipaje con todas las señas posibles, pues yo me burlaba de los que lo hacían… y ya ven.


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Adán Iglesias Toledo

Amo contar mi realidad en imágenes. Soy caricaturista y director del Dedeté, suplemento de humor de Juventud Rebelde.

Se han publicado 1 comentarios


La Venezolana
 12/10/15 11:29

Muy bueno su articulo de la maleta me reido un poco pero le falto hablar de las personas que el 31 de Diciembre a las 12.00 Le dan la vuelta a la manzana con una maleta ah! que conste tiene que ser de rueditas,yo conozco una compañlera que lleva mas de 5 años cargando con una y de viaje nada.

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