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jueves, 21 de noviembre de 2024

La manzana de Adán

un blog de Adán Iglesias Toledo

El planeta también siente

Muchos de los fenómenos climáticos que ahora enfrentamos son la causa de un olvido común: la Tierra vive...

Adán Iglesias Toledo
en Exclusivo 24/01/2016
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Con la misma ingenuidad que muchos subimos a los aviones sin ser a veces conscientes de la altura, la presión, la falta de oxígeno y otros peligros a los que nos podemos enfrentar, así mismo vivimos con la más feliz tranquilidad sobre el planeta. La idea de que somos parte de un sistema solar y que somos terrícolas, como serían marcianos los que habitaran Marte, la descartamos constantemente.

Vivimos en el tercer planeta más cercano al Sol, a una distancia de alrededor de 150 millones de kilómetros, y el quinto en cuanto a tamaño, de los nueve planetas principales. La Tierra tiene un diámetro de 12 756 kilómetros, solamente unos cuantos kilómetros más grande que el diámetro de Venus. Nuestra atmósfera está compuesta de un 78 % de nitrógeno, 21 % de oxígeno y 1 % de otros constituyentes. Es el único planeta conocido que tiene vida, aunque algunos de los otros planetas tienen atmósferas y contienen agua.

Los científicos calculan la edad de la Tierra en 4 650 millones de años, pero en nuestra mente eso no significa nada. Las láminas con musculosos dinosaurios y demás especies no las concebimos como si hubieran sido parte de este entorno, nos son ajenas. La era jurásica parece parte de la fantasía de Steven Spielberg.

No hemos concientizado la constante transformación en que se desarrolla la Tierra. Los días y las noches parecen parte del guión diario, pero no de la rotación terrestre.

Y el asunto no es que desconozcamos las causas de los fenómenos, las sabemos, pero no las hacemos parte de la realidad. La penetración del mar que ocurre con más frecuencia en la costa habanera, la sentimos ajena, como que viene de afuera o que está en el plan de trabajo.

Si tuviéramos la posibilidad de echar una mirada desde un satélite a estas bandas de agua que azotan a la capital de todos los cubanos, y comprendiéramos nuestra fragilidad, no volveríamos a tirar una lata de refresco a la calle, por solo poner un ejemplo de la estrecha relación que tenemos diariamente con la inconsciencia ciudadana.

¿Qué hay debajo de nuestras casas? A alguien le preocupa qué puede haber a kilómetros debajo de nuestra cama? ¿La geósfera es solo importante para geógrafos, cartógrafos y demás especialistas? Nos preocupamos más por la superficie, nos vale madre, a decir de los mexicanos, lo que hay debajo. De las placas tectónicas solo escuchamos cuando ocurren estos desagradables movimientos, como los que están azotando al Oriente del país.

Entonces, nos alarmamos y les rogamos a todos los seres vivientes o no que no ocurra una desgracia.

El planeta, aunque lo estemos matando, está vivo, por eso llueve, escampa, hace frío, calor, tiembla, truena; igual lo sintieron los dinosaurios que aquí habitaban. Es el mismo lugar.


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Adán Iglesias Toledo

Amo contar mi realidad en imágenes. Soy caricaturista y director del Dedeté, suplemento de humor de Juventud Rebelde.


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