Volvemos al tema de las ilegalidades y las violaciones en momentos en que el Estado se preocupa y ocupa por hacer objetiva la institucionalidad del país.
No seremos tales hasta que no impere el orden y la disciplina, pero cómo llegar hasta allí sin tener por ejemplo un sistema de vales o comprobantes que acrediten el pago por un servicio. El “ticket”, como también le llamamos acá, si está bien foliado, al menos, impide la violación de precios, aunque siempre creo en esa ya enraizada creatividad cubana (o latina) para violar mecanismos o simplemente ROBAR, por duro que suene el término.
Rueda en nuestras calles, y ante la cara de todos, un ejemplo añejo. Los taxis estatales o “en moneda nacional”, aquellos que circulan por la ciudad, la mayoría de la marca soviética Lada, llevan su moderno taxímetro, pero, aparato al fin manejado por el hombre, apenas se utiliza. Ya es obligación y casi ley subir a un taxi amarillo y pagar diez pesitos cubanos, sin que medie la relación distancia tiempo y menos el mencionado comprobante. Los más pesimistas podrán pensar que es un alivio, si los taxis particulares, llamados almendrones (clásicos autos norteamericanos del pasado siglo con motores modernos), cobran 20 pesos en moneda nacional.
La justificación de que los propios choferes son los encargados de reparar sus autos nos llevará siempre a justificar la corrupción como un acto de salvación y así no avanzamos, ni en Ladas ni en almendrones.
Mercy
31/12/13 11:36
Una vez más nos sale la oreja peluda... quién le pone freno a estos taxistas que por demás, casi nunca van para donde tú necesitas y te llevan casi de favor... Ese experimento (ya que todo ahora se está experimentando) a mi juicio, es un fracaso.
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