Este fin de semana culminan los carnavales habaneros. Dos fines de semanas con desfiles de carrozas, y días de música, palcos, graderías, baños públicos con mejorías, donde no se le ven los pies a la persona que entra a ellos, coreografías, desvío del transito,” multas” de dependientes, multas de inspectores a dependientes, son algunas de las cosas que nos dejan estas jornadas festivas.
No se que tienen estas fiestas de la capital de todos los cubanos que para nada se pueden comparar con los de otras ciudades y pueblos de nuestro país. La comparación no es para bien, todo lo contrario. Percibo más ambiente festivo en otros pueblos.
Como ya escasean mis días para llegar a los 49 años, es imposible desprenderse de la añoranza de aquellos carnavales en que se arrollaba y nos sorprendían los maravillosos diseños de carrozas, muñecones y aéreas para disfrutar.
El carnaval habanero parece ser un plan que cumplir, una tarea con objetivo y planes que chequear. Cuando la economía y la inteligencia lo permitía los carnavales ocurrían en todos los municipios de la capital, para evitar la aglomeración de publico, pero ahora no son pocos los que prefieren otro tipo de diversión.
La mítica de que en los Carnavales te puedes buscar un problema o ser parte de una bronca siempre estuvo estrechamente relacionado a ser una realidad y no por eso las personas dejaban de participar en el. Hoy a parte de esta posibilidad existen aspectos que también te hacen alejarte de las supuestas fiestas.
Las carrozas…
Con un prestigioso Instituto de Diseño Industrial, una Oficina Nacional de Diseño, graduados del Instituto Superior de Arte y demás, por qué son tan feas estas estructuras haladas por un tractor agrícola. En un tiempo también se vestían los tractores para hacerlos parte del diseño.
Hasta horas antes de inaugurar el carnaval se estuvieron soldando algunas estructuras de hierro de estos aparatos, bajo una peligrosa y pertinaz lluvia.
La oferta gastronómica ya es más de lo mismo, es decir los mismos productos de aquella Cadena en moneda nacional llamada Doña Yuya con el equivalente de costo en divisas, pero que al menos te evitaba llegar a una Casa de Cambio para comprar CUC con los cuales luego comprar esos productos. Dentro de la añoranza comienzan a aparecer el arroz moro con ternera, los tamales, la cerveza en pergas, el refresco a granel, etc, etc.
Disculpen los que si disfrutan de estas fiestas, pero es inevitable que aparezcan en mi mente confetis y serpentinas que ya varias generaciones no conocen
A pesar de que si hay un publico que se divierte y logra comprar las entradas para palcos y graderías, la sensación de que el carnaval habanero es una especie de feria de la añoranza es cada día mayor.
carlosvaradero
14/8/14 10:04
Yo realmente sigo extrañando los carnavales de los 70, a esos si se les podia llamar carnavales, porque de veras lo eran.
Estraño la elecciòn de la Estrella del carnaval y sus Luceros, tradiciòn perdida quien sabe porquè obsoletas razones...
El carnaval se ha convertido sòlo en cerveza (de la peor) y pan con lechòn...en eso se ha sintetizado los carnavales en Cuba...què pena!!
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