Bajo o el sol o lluvia ahí están. No faltan a su puesto de trabajo y tampoco llegan tarde a este. Con paciencia asiática esperan el arribo de la rastras con los materiales de construcción para su compra y posterior reventa.
No se esconden, no tienen por qué hacerlo los revendedores de materiales de la construccion. Más bien están amparados en la legalidad.
El deterioro de las viviendas tuvo su solución al proporcionarle a los rastros destinados a la venta de áridos materiales diversos para la reparación de las viviendas por esfuerzo propio. La medida vino a solucionar un añejo problema que detuvo el mantenimiento de las construcciones por falta de recursos y también evito el robo de estos en las construcciones en marcha.
Pero, desde su creación, un grupo de problemas han estado presentes en esta oferta del Ministerio del Comercio Interior. A la inestabilidad de la oferta de los materiales se suma el surgimiento de una organizada masa de trabajadores revendedores de materiales que, como ya les dije, hacen de todo por obtener la compra de lo que el Estado oferta.
Las medidas para espantarlos o desaparecerlos han sido insuficientes y parece que no tendrán solución. Al ser liberados los productos es difícil regular a los compradores y en los casos en que se ha determinado vender una cantidad limitada de productos, los revendedores se las han agenciado para ubicar en las colas a familiares o amigos que les permita llevar a cabo su obra de acaparamiento.
Las administraciones de los Rastros no pueden actuar contra estos individuos. Aunque se han tomado medidas muy superficiales como destinar días de la semana a la venta de un solo material, al final lo que se han perjudicado son los constantes y humildes usuarios sin fines de lucro a los que se les ha complicado el acto de obtener por vía lícita y rápida lo que necesitan para reparar su vivienda.
La impotencia administrativa es tal que muchas personas se ven en la inescrupulosa necesidad de caer en las manos de estos "abnegados trabajadores" del Mercado Negro.
Elio Antonio
29/6/15 9:38
Hola:-(
Esto se refiere a efecto(s) ¿Se podría publicar algo sobre la causa determinante?
Saludos;-)
guisver rolando
29/6/15 5:30
eso lo ve y lo sabe todo el mundo, funcionarios, población en fin todo el mundo, nadie hace nada y lo ven como una cosa normal otro trabajo... aqui en mi municipio si quieres conseguir cemento p350 no lo busque en el rastro, ¿sabes donde encontrarlo?... con estas personas que estan en la lucha...
Arístides
28/6/15 14:12
Adán, te has percatado del trapicheo que existe con los materiales de construcción, como tantos otros, víctima o no, sin que estuviera en tu “contenido de trabajo” fijarte en tal cosa, aunque sí en tu “contenido de buen ciudadano” deseoso de que todo marche en el rumbo que tiene que ir. No ha sido un milagro, no lo creo, pero si debe ser eso o algo parecido que los funcionarios administrativos y políticos permanezcan ciegos, sordos y mudos ante tantas irregularidades sin que le entren con la manga al codo y espanten a esos especuladores que explotan las necesidades de tantos cubanos.
nany
28/6/15 7:40
Dónde están las autoridades competentes? Me gustaría que en su trabajo de investigación periodística el periodista Adán entreviste a todos aquellos que tienen que ver con la distribución de los materiales de construcción que van a los rastros y a los que en la PNR deben evitar que estos hechos delictivos se produzcan. Los perjudicados son aquellos que tienen bajos ingresos y que tratan de mejorar las condiciones de la vivienda que habitan, en ocasiones en bastante mal estado. Se legisla a favor de los más necesitados. Se facilitan precios módicos para éstos, entoces... son impunes los especuladores que están alrededor de los rastros y los secfuaces que pululan por casi todos las tiendas de ventas de productos electrodomésticos ofertandola venta de ventiladores, lavadoras, televisortes, refrigeradores y otros?.
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