¿Poliamor o bigamia?

Aunque tiende a ser confundido con la bigamia, el poliamor encierra conceptos diferentes. Se dice que en él se conjugan dos ingredientes esenciales, por una parte la pluralidad de personas en una relación, y por otra, el amor, pues es un término que no concibe las meras relaciones sexuales sin compromiso, ni a las llamadas orgías o las tan populares parejas swinger.

El poliamor se diferencia de la poligamia en que esta última está establecida como sistema social en el que no todos tienen los mismos derechos, o se favorece a un género, mayoritariamente al hombre. Este se distingue del libertinaje que busca ampliar la vida sexual al incorporar otras personas, sin que exista ningún tipo de relación sentimental con ellas.

Su origen proviene del griego. Es una palabra híbrida que conjuga el vocablo poli (muchos) y el latín amor. Se dice que el concepto procede originalmente del ámbito angloparlante, donde se designa polyamory, aunque su correcta traducción al español es poliamor y no poliamoría.

Quienes defienden estas relaciones señalan que entre los valores del poliamor se encuentran el respeto y la humildad, como preceptos de que no se es todo para otra persona; así como la comunicación franca y alejada de la posesividad.

Se trata de un estado en el que se pondera la libertad de mostrarse tal como la persona es, sin disfraz, sin tener que interpretar un papel o renunciar a los sueños personales.

El psicólogo y consultor suizo Yves-Alexandre Thalmann, autor del libro Las Virtudes del Poliamor, describe las objeciones más comunes que recaen sobre este tipo de relación o estado sentimental.

Según el investigador, los que afirman que favorece la superficialidad y la inestabilidad, piensan que el amor verdadero debe ser total y no se puede fraccionar, una máxima que no se sigue, con el amor hacia los hijos o los amigos.

Para Thalmann la infidelidad es un concepto reservado al amor monógamo, ya que un poliamoroso prima la sinceridad, en este sentido se reivindica la igualdad de sexos y derechos, y se esfuerza en combatir su tendencia a la posesividad, señalando que un ser humano no puede pertenecer a otro.

Sin embargo, no todos piensan igual, y muchos se cuestionan hasta qué punto esta situación sea realmente sana tanto psicológica como socialmente, sobre todo si se trata de un hogar ya constituido con niños. En este punto habría que valorar la buena calidad de las relaciones y el sentimiento de seguridad.

VIRTUDES O DEFECTOS

En su libro, el especialista aclara que no se trata de abolir el matrimonio monógamo, pues ciertos individuos se encuentran bien en él; sino que aquellos que lo deseen sean autorizados a vivir públicamente sus amores plurales.

De hecho, visto desde la sociología, se puede señalar que la pareja no tiene un lazo natural sino cultural con el amor; pues es producto de los sistemas de valores y reglas de una sociedad, y por tanto puede ser reformado y cambiado.

El doctor asegura que, al analizar las perspectivas de triunfo de una relación de poliamor, la monogamia está en decadencia y por tanto va llegando el momento de entender la posibilidad de amar a varias personas a la vez, sin celos ni posesión.

Thalmann devela en su libro datos de divorcios, estudios sobre infidelidad y familias recompuestas para apoyar su hipótesis del deterioro de la unión monógama, y advierte que en cualquier otra área, un modelo semejante habría sido abandonado hace mucho tiempo por otro más eficaz.

Refiere que no se cuestiona el matrimonio, sino su anclaje en el amor exclusivo, pues amar a una sola persona y serle fiel toda la vida es más una utopía que una realidad.

Aunque aún en el mundo estas relaciones no son frecuentes, hay experiencias e historias en varios lugares del planeta. En la web se describen matrimonios de tres, en los que se establece una relación consensual con más de dos personas, estableciendo programas de relaciones y distribución de las tareas del hogar.

En estos casos se explica que al momento de la intimidad se crean horarios, pues el objetivo no es llegar a una orgía, sino concebir una familia "diferente" en la que todos se quieran y respeten.

Hace pocos meses en la BBC se reportaba la historia de un hombre que vivía en una casa con sus ocho esposas, y entre ellos se fomentaba una dinámica de trabajo, respeto, interacción y comunicación muy asertiva.

En todos los ejemplos se insiste en que, en estas relaciones, la sexualidad no es un aspecto determinante. Para ellos es más importante tener relaciones duraderas y sentimentales.

Para lograrlo es esencial estar comprometidos con la honestidad y en permanente comunicación, pues ante cualquier mentira, o falta de transparencia, la conexión se puede convertir en una guerra.

Sostiene Thalmann que quien desee librar su amor de celos, controles y dudas debe adentrarse por los caminos del poliamor, no para disfrutar de más ventajas, sino para aprender a amar mejor.

CÓMO AMAR

La ciencia ha demostrado que un cerebro enamorado libera endorfinas, las hormonas del placer, ante la presencia del ser amado; además, las teorías de la evolución sostienen que la supervivencia está ligada a la reproducción de la especie, encontrar un compañero, practicar el coito y reproducirse.

En ese sentido, la exclusividad del sentimiento amoroso es un ardid de la evolución para aumentar las posibilidades de supervivencia de los humanos, ya que, según Thalmann, tal conducta no está programada para durar más allá de los tres años, que es el tiempo que necesita la mujer para recuperar la autonomía y para que el pequeño se haya desarrollado lo suficiente.

Sin embargo, la realidad es más rica que una posición u otra, y en la sociedad son variadas las maneras que las personas han encontrado para amar y ser felices. Para unos la exclusividad y la fidelidad, son esenciales para hacer duradera una relación, mientras que otras personas dan mayor peso a la lealtad como muestra de sentimiento.

En cualquier caso, sin importar su identidad de género u orientación sexual, es elemental el respeto, la sinceridad, la comunicación y el amor, como ingredientes para que algo perdure, pues así funcionan las relaciones humanas más allá del sexo, la atracción y la pasión.