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miércoles, 29 de enero de 2025

Más seda que mármol

El Martí amante, el de espíritu y carne, también nos hace falta redescubrirlo en estos tiempos…

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 28/01/2025
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Más seda que mármol
Más seda que mármol (Jorge Sánchez Armas / Cubahora)

“¿De qué no habló Martí?”, preguntaba con ánimo retórico una señora holguinera a la entrada de la casita de la calle de Paula. “De sexo”, murmuró uno de los jóvenes participantes en aquel recorrido por la historia habanera, organizado por la columna La tecla del Duende, de Juventud Rebelde.

La discusión se pospuso hasta la salida del sagrado recinto, cuando volvió el joven a la carga: “Mira que he buscado, y no veo nada en que hable directamente del momento”, insistía, aunque la siempre alerta Cary citara el archiconocido poema:

Mucho, señora, daría / por tender sobre tu espalda / tu cabellera bravía, / tu cabellera de gualda: despacio la tendería, / callado la besaría…
Cría fama… dice el refrán, y tal como esperaba, ambos se volvieron hacia mí para que zanjara el asunto.

Pero no era tan simple la respuesta. Para empezar, si hablamos de sexo en su sentido holístico hay que incluir también los afectos, la identidad, la familia… y de todo eso habló y escribió Martí de sobra en su corta y fructífera vida: páginas bellísimas, educativas, esclarecedoras, estremecedoras y únicas; tan públicas que nadie puede cuestionar su origen y trascendencia.

¿Y el erotismo? Del encuentro carnal y la pasión de los sentidos buscaba el joven más trazas en la lírica martiana, convencido de la ausencia del tema en la creación del héroe, a quien imaginaba mármol puro, atribulado con los pesares de la Patria. Lo demás sobre su vida íntima le parecía espurio.

En algo tenía razón: del Martí amante, tema fetiche desde siempre, se habla menos de lo necesario, o se idealiza y desfigura el aporte de ese asunto en su impronta literaria.

Me consta, por circunstancias que no podría revelarles, que en su cauce amoroso hubo más de un desbordamiento con frutos inesperados, pero quienes tuvieron oportunidad de demostrarlo prefirieron callar, a la espera de momentos más propicios.

Sin embargo, aún sin ver la luz algunas pruebas documentales, es posible leer al Martí apasionado entre las líneas de sus versos y su hermoso epistolario, y hay ensayos osadamente necesarios sobre esa faceta del humanísimo ser que nos tejió una Era nueva, para Cuba y el mundo.

Les recomiendo un texto convertido en libro, ganador del premio Calendario en 2022: Mucho, señora, daría... Las fibras eróticas de José Martí. Lo escribió un joven filólogo placeteño, Lázaro Abraham Pérez Suárez, y lo hizo con la autenticidad de quien siente la seda sin temerle a la carne, por muchas sorpresas que le aportara sumergirse en infinidad de textos sobre y desde la visión martiana de lo erótico.

Si prefieren investigar por su propia cuenta, pueden teclear “Martí+sexo”, y hallarán parte de su esencia en una época en la que el eros usaba un ropaje más sugerente para hacerse palabra, en lo público y en lo privado, en lo sagrado del amor y en el vacío del comercio banal. Por eso aquella advertencia a su hermana amada sobre el inicio de las relaciones “por donde deben terminar”.

Del sexo por sexo escribió el poeta en Nueva York: “Así el amor, sin poma ni misterio, / muere apenas nacido, de saciado. / Se ama de pie, en las calles, / entre el polvo / de los salones y las plazas; muere / la flor el día en que nace.

Y también de la entrega cultivada día a día en relaciones ya constituidas: No es que anhele cuerpo que lo sacie: es que solo a solicitud incesante, tierna, visible y sensible, lo alimenta. -Creen las mujeres con error, y creen los hombres, que, una vez dada la gran prenda, la prenda del cuerpo, el beso sacudidor -todo está dado, y todo concebido. ¡Oh!¡No!”.

De conjurar traiciones también opinó:Las atenciones amorosas que se dan son un cuerpo de resistencia que se hace en el alma del ser amado contra la invasión del amor ajeno. -Compensación inteligente, -premio sabroso- ¡dulcísimo trabajo! Dando a otro ventura fabricamos la nuestra. -Siendo tiernos, elaboramos la ternura que hemos de gozar nosotros”.

No hablaba de estos asuntos a distancia, de modo doctoral, aséptico. Numerosos nombres en su obra demuestran que amó de piel y espíritu más de una vez, rompió tabúes sin hacer escándalos y alumbró con su lirismo la entrega en otros labios y cuerpos estremecidos, nutriéndolos de amor, no de lujuria hastiante:  

“Y besabas tú bien; yo hago memoria de aquel beso apretado de aquel día: fue largo; nos dormimos y, cuando en nos volvimos, duraba todavía”.


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Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...


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