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viernes, 22 de noviembre de 2024

Mi primer hecho político

Recuerdos gráficos de la niñez del autor en los que se vislumbra la sólida convicción de las ideas...

Argelio Roberto Santiesteban Pupo
en Exclusivo 16/01/2016
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Cuando yo tenía ocho añitos, Dios me convocó. Claro, ese Dios, muy personal, era mi padre, el Viejo. Si vamos a ser justos, no era un viejo, solo un hombre treintañero, líder de la masonería, respetado en el movimiento bautista cubano. Y, lo más interesante, un conspirador “al duro”.

Dios —quise decir, el Viejo— me interpeló, tratándome de usted, como de costumbre:

—¿Le gustaría, Argelín, acompañarme a la Convención Bautista Nacional que a partir de mañana se celebrará en Bayamo?

Mi diminuta anatomía casi se va de bruces. Porque tan enorme condecoración, esa medalla, era excesiva. Por lo cual, tartamudeando, solo acerté a contestar:

—Sí, papá…

Al otro día estábamos en San Salvador de Bayamo, esa comarca de damas que le cortan el resuello a cualquier varón en ejercicio de su varonía. Aunque entonces yo, niñito, no lo pudiera evaluar.

Cuando llegamos, aún las sesiones del encuentro no habían comenzado. De todas maneras, alrededor de cierto joven se agolpaba la gente para conversar con él. Tenía una sonrisa entre tristona y tierna (la misma que, plasmada en bronce, reposa a dos pies de donde escribo. En la Medalla de la Clandestinidad Frank País, con la cual fue condecorado El Viejo).

Al día siguiente, por medio del vozarrón del Viejo —entre autoritario y cariñosísimo— recibía yo una orden:

—Argelín, póngase sus mejores galas porque salimos hacia un acto relevante.

Momentos después partíamos del hotel en un taxi hacia el cementerio local.

Hay recuerdos esencialmente gráficos. Y, al cabo de más de sesenta años, recuerdo aquellas modestísimas tumbas de tierra colorada donde descansaban los venerables protagonistas del asalto al cuartel Carlos Manuel de Céspedes, coincidente con el del Moncada.

—¡Respire fuerte, póngase firme y prepárese para un minuto de silencio!  —dijo el Viejo.

Desde entonces, ese minuto de silencio se prolonga, hasta que me quede resuello, en mi alma.

*Se trata de un capítulo del libro en preparación Eso de que me acuerdo.


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Argelio Roberto Santiesteban Pupo

Escritor, periodista y profesor. Recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1983 con su libro El habla popular cubana de hoy (una tonga de cubichismos que le oí a mi pueblo).


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