Queridas amigas, amigos dilectos, comadres y compadres todos: la joyita que hoy traigo a estas páginas podría tener un título de novela policial, nacida de la pluma de un Arthur Conan Doyle o de una Agatha Christie.
Sí, algo así como “El huevo asesino”.
Me explico: en cierta radioemisora —cuyo nombre callaré— durante un programa dedicado a la nutrición, dijeron que el huevo contenía “trozos minerales”.
Aquello, claro está, era alarmante. Y mucho temí que se me desgarrara la boca en la próxima vez que me enfrentase a una tortilla.
Pero no hay tal. El atolondrado colega quería referirse a “trazas minerales”, porque “trazas”, en la jerga de los químicos, significa “muy pequeñas cantidades”.
LA DICHOSA ORTOGRAFÍA EN LA TV, Y UN RECUERDO DE PINELLI
Cada día la pantallita de la televisión despliega, por sus generadores de caracteres, textos colmados de agresiones contra la ortografía. Graciosamente, una ESE advenediza le roba su lugar a una ZETA, mientras son engullidos los acentos obligados.
¿Acaso el proyecto consiste en analfabetizar a la gente? Me consta que entre los televidentes hay indignación al respecto.
Pero hablemos… hablemos ahora de algo más grato.
En los años cincuenta del pasado siglo, Germán Pinelli conducía un programa de radio, dominical, que en cada emisión se dedicaba a un pueblo diferente de Cuba.
Todos sabemos que fue Pinelli un redomado bromista, y aunque se tratase de un pequeñísimo pueblucho, solía comentar: “¡Gran país ese!”.
Ah, pero el inolvidable locutor era igualmente hombre de cultura, y bien sabía que “país” significa también “región” o “territorio”.
Rigoberto Taboada
27/11/16 21:47
Estimado Argelio Santiesteban:
Disfruto mucho de cada uno de los comentarios que realiza en esta magnífica publicación digital. Soy de los que creo que toda obra humana siempre debe estar sujeta a la mirada crítica, lo cual permite un enriquecimiento espiritual para cada individuo. Como Ud. y yo conocemos, lamentablemente el mundo no es perfecto y las erratas, gazapos y un número considerable de problemas de esta índole se observan o escuchan en todos los medios de comunicación.Los editores para salvar los errores al imprimir un libro adicionaban al final del texto la denominada "Fe de erratas". Los más cuidadosos la hacían llamar "Erratas advertidas". Está claro que un libro no es igual a un programa de radio o televisión donde está presente la inmediatez.
En la prensa escrita, principalmente las publicaciones períodicas de frecuencia diaria se tenía por norma, cuando ocurría un desliz, publicar una pequeña nota aclaratoria enmendando el error ortográfico, gramatical o de contenido. Al parecer se ha depreciado la labor de los revisores y correctores.
Coincido, como muchos, en lo desagradable que resulta maltatar a nuestra querida lengua y aunque no conozco las interioridades del equipo que subtitula las novelas u otros audiovisuales quisiera que además de lo que Ud. plantea se tenga en consideración que esto resulta ser un maltrato a las personas con sificultades auditivas...y digo más...¿Por qué los subtítulos de la novela Imperio recepcionados en transmisión analógica parecen ser de otra lengua a diferencia de cuando usted emplea el captión de la "decodificadora" para ver la transmisión digital? ...¿Toda la población cuenta con este medio? La Revolución hace esfuerzos inmensos para que poco a poco logremos el "apagón analógico" pero hay que ganar en conciencia y solidaridad humana con una población que envejece rápidamente y vive de una chequera de jubilación.
Lo felicito de corazón y lo animo a que siga batallando en defensa de la excelencia en los medios de comunicación, los cuales se han convertido, por la impronta de la ciencia y la tecnología, en uno de los campos principales para enseñar, aprender y sobre todo para sembrar y defender las ideas que alimentan nuestra fe en el futuro de la Patria..
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