Queridas amigas y amigos dilectos:
Lo más fácil que hay en el mundo, al homenajear a alguien querido, en la conmemoración de su nacimiento, es simplemente cantar aquello de “Felicidades, Fulanito, en tu día…”.
¡Ah!, pero algunos, los que pretenden parecer “de afuera”, llenos de un tonto afán extranjerizante, votan por una vertiente foránea, y en esas circunstancias entonan, en lugar de Happy birthday to you, entonan, repito, algo así como Happy baby to you.
Ridículos. Se mueren por hablar en inglés, pero están a mil millas de dominar la lengua shakesperiana. Son los que, como suele decirse, no saben ni siquiera qué significa Tom is a boy and Mary is a girl.
Al final, como dice el pueblo, en el pecado tienen la penitencia y ese castigo toma la forma de la más caricaturesca plancha, de lo grotesco llevado a sus últimas consecuencias.
Sí, son los que, en su afán de imitar lo forastero, no inscriben a sus hijos como Miguel o Josefina, sino que los llaman Máikel o Yósefin. (Una mala copia de los originales: Michael y Josephine).
Por último: esos grotescos seres son los mismos que vemos en las calles ataviados –¿o disfrazados?– con la bandera de las barras y las estrellas.
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