Ya sé que en los días contemporáneos abundan las letras de supuestas obras musicales donde la desfachatada chabacanería, y hasta la obscenidad ofensiva para quien escucha, están proliferando como la hierba mala.
Pero sépase que en los años 50 del pasado siglo se dio el fenómeno opuesto, el otro extremo. Existió una insoportable, insufrible, intolerable y abusiva comisión de censura en lo referente a la llamada decencia radial y televisiva.
Sí, la integraban gentes que pertenecían a instituciones tales como la Liga de la Decencia, o a cierta corriente religiosa que aquí no voy a mencionar, pues bastantes enemigos tiene ya uno.
Pero lo más simpático consiste en que los censores han solido ser unos tontuelos, perfectos bobalicones. Por tanto, muy fácilmente burlables.
Ah, por eso, en aquella ya lejana década de los años 50 del siglo pasado, un autor musical dio a conocer una piececita que decía: “Buempa, no te lo lleves todo / y déjame un poco, buempa…”.
Y ahí, a pesar de censores, pasó una forma apocopada de cierto modo que tiene el cubano para designar… bueno, para designar a quien ejerce brillantemente el acto amatorio. (Y que nadie, “haciéndose el chivo loco”, venga a decirme que no entiende lo que insinúo).
Pero hubo más. También burló a la rigurosa comisión de censura el autor musical que en el montuno de cierta letra repetía “Porque Manuela no me pelea…”. (Lo cual es una especie de himno para quienes son inclinados al goce en solitario).
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