Leo, en el diccionario que más a mano tengo, la definición siguiente: “Parir: Expulsar la hembra al feto que había concebido”.
Y, hasta ahí, todo santo y bueno.
Ah, pero dígase que el verbo “parir”, en el habla popular de la mayor de las Antillas, toma un significado traslaticio, metafórico, super-poético.
Sí, porque ha de saberse que dondequiera las plantas “fructifican”, pero aquí en Cuba… aquí en Cuba “paren”.
Veamos un ejemplo, que prueba lo añejo de tal uso entre nosotros.
En el siglo XIX el tunero Juan Nápoles y Fajardo, conocido por su nombre literario de El Cucalambé, le decía a su amada en inspirados octosílabos: “Tengo, Rufina, en mi estancia, / paridas matas de anones, / cuyos frutos ya pintones / esparcen dulce fragancia”.
SIQUITRILLA, UNA PALABRA QUE SE LAS TRAE
Quizás, en la larga nómina de los cubanismos, el término siquitrilla se lleve las palmas en cuanto a eufonía, o sea, en materia de sonar bien.
Siquitrilla designa a la espoleta que forman las clavículas del ave.
Pero más se puede agregar sobre tal voz. A principios de la Revolución, de quien resultaba afectado por las nacionalizaciones, se decía: “¡Le rompieron la siquitrilla!”. Y tales personas naturales, o compañías, se designaban como los siquitrillados.
UN BICHITO PRECIOSO Y COMBATIENTE
Otro atractivo término, en la infinita lista de los cubanismos, es la voz pineo.
Así llaman, en el oriente del país, a cierta especie de gallinácea, de muy reducida talla, bellas plumas y talante muy agresivo.
Evidentemente, se trata de una corrupción del vocablo “pigmeo”.
En el occidente cubano lo nombran quiquiriquí.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.