I
En el habla popular del cubano existen innumerables formas adverbiales para negar.
Quien lo dude, que le pregunte a Sandalio Heriberto, el chispeante personaje que en la radio encarnaba Mario Limonta.
Entre otras variantes, encontramos né, Nereida, Nela, Nela Sosa, naranja de China, y hasta Nicomedes, que es una forma disfrazada de cierta frase soez.
Pero también existen fantasiosas modos de afirmar, como Ciro, Cirilo, y hasta Ciro Moracén, boxeador santiaguero de los años cincuenta.
II
Hasta entre gentes que mucho presumen de su refinada cultura, que se las dan de muy “leídas y escribidas”, escuchamos este adefesio: “taller automotriz”.
Pues no, y mil veces no.
Dígase “taller automotor”, porque la terminación “iz” corresponde al femenino, y taller es masculino.
Hay que respetar la concordancia, sacrosanta en nuestro idioma.
El disparate mencionado resulta tan loco como llamarle “actriz” a un actor.
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