ESPANGLISH, O LA TORRE DE BABEL
Se cuenta que cierto conato de traductor, ante la frase inglesa Introductions ussually produce embarrassment, no atinó a transmitir la idea de que las presentaciones sociales suelen provocar turbación, sino que torpemente maltradujo: “Las introducciones producen embarazo”. Y dígase que cuando hojeo la prensa cubana de los Estados Unidos, muy a menudo tengo que recordar al traductor disparatero.
POPULACIONES Y FACTOR
Tome usted al azar un periódico cubanonorteamericano, respire hondo, apriétese el cinturón de seguridad... y prepárese para toda suerte de perplejidades y desconciertos.
En la columna ecologista alguien que olvidó –o nunca conoció-- la palabra “flamencos”, nos advierte de cuán imprescindible es la conservación de los flamingos. Más adelante la página de economía se refiere a los rendimientos agriculturales y al trabajo de las factorías. Mientras, el editorial pone el grito en el cielo por el incontrolable crecimiento de la populación, y la crónica roja se pregunta por qué cierto personaje “cometió suicidio” (commited suicide).
Un columnista –quien borró de su léxico la voz “funcionario”-- nos dice que los oficiales de la Casa Blanca declararon esto o lo otro. (Los únicos oficiales de tal sitio son los del Servicio Secreto, quienes no declaran absolutamente nada, pues se limitan a cuidar al Presidente, en lo cual ni siquiera a veces han tenido éxito).
Por esta vía, llegará el momento en que debamos hacer nuestra la condena que Nietzche dedicó a los chicos de la prensa:
“Idioma de marranos. Perdón, quise decir idioma periodístico”.
Y alguna vez, en la sección literaria, encontraremos una crónica sobre el escritor español Emanuel Breton of the Blacksmithes (léase Manuel Bretón de los Herreros), o un enjundioso retrato de cierto personaje de las pampas, nombrado Second Shadow, Sq. (entiéndase Don Segundo Sombra).
CORDURA, QUE TODO TIENE UN LÍMITE
El préstamo lingüístico es hoy un hecho palpable. Una necesidad de vida o muerte. Y el enfoque del asunto no puede ser el academicismo esterilizante. Pero bueno es lo bueno, mas no lo demasiado.
Y a veces temo que la prensa cubana de los Estados Unidos, inmersa en la marea del espanglish, víctima de una bíblica confusión de lenguas, algún día se regirá por las mismas normas amalgamadas del cartel que escandalizó a un profesor de Español, ante el establecimiento de un emigrado de la Gran Antilla:
“Gonzalito´s Place. Sánguchis cubanos”.
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