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sábado, 23 de noviembre de 2024

Tres miradas a Cuba (XXXV)

El pregón se tornaría fuente de inspiración para nuestros artistas...

Argelio Roberto Santiesteban Pupo
en Exclusivo 02/04/2016
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Primer vistazo: Pregones terroríficos

Lo que anunciaban los pregoneros de San Cristóbal de La Habana, hace unos siglos, era como para ponerle los pelos de punta a cualquiera.

¿Pedía usted un ejemplo? Pues ahí va este: “Los señores del Cabildo han tenido a bien legislar que a quien saque arma contra su prójimo le sea clavada la mano derecha”.

Pero, con el tiempo, el aire habanero fue llenándose de voces menos siniestras: el malojero, la negra que vendía carne de tortuga, y hasta quien, de puerta en puerta, entregaba la leche más fresca del mundo, pues iba directamente de la ubre a la cántara del marchante.

Y el pregón se tornaría fuente de inspiración para nuestros artistas, desde Moisés Simons, con “El manisero”, hasta Félix B. Caignet, en “Frutas del Caney”.

Segundo vistazo: Ayer del casabe 

Además de haber sido llamada “Antemural de Indias”, “Llave del Nuevo Mundo” y “Margarita de los Mares”, también nombraron a La Habana “Ciudad de las Flotas”.

En efecto, aquí se concentraba buena parte de la riqueza del imperio español, lo mismo de América que de las lejanísimas Filipinas, tras cruzar Méjico.

Y… ¿cómo se alimentaría aquella multitud marinera cuando emprendiesen el interminable viaje para cruzar el Atlántico? La proteína se aseguraba con carne de tortuga salada, pero quedaba por resolver lo referente a los carbohidratos, porque hasta las galletas se deterioraban durante la travesía inacabable.

La solución la encontraron en la cultura culinaria del indio subyugado, con el casabe, que resiste sin podrirse meses de navegación.

Tercer vistazo: El primer botellero  

   Además de designar al conocido recipiente de cuello estrecho, y a su contenido, en Cuba “botella” equivale a “sinecura” o “prebenda”, cargo en el cual se cobra sin trabajar.

   Tiempo hubo en que la “botella” hacía olas en este país, y todos los textos de historia mencionan especialmente el mandato de Charles Magoon, durante la segunda intervención norteamericana, y el de su sucesor, el presidente José Miguel Gómez, apodado “Tiburón”.

   Ah, pero no se piense que la “botella” se inauguró por estas tierras en tan cercana fecha, ayer, como quien dice.

   No, ya en el siglo de los mil quinientos, el monarca español obliga a la isla de Cuba a pagar una anualidad a Fernando, hijo de Cristóbal Colón y gran lamedor de las botas del monarca.

   Por tanto, él fue nuestro primer “botellero”.


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Argelio Roberto Santiesteban Pupo

Escritor, periodista y profesor. Recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1983 con su libro El habla popular cubana de hoy (una tonga de cubichismos que le oí a mi pueblo).


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