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sábado, 23 de noviembre de 2024

Tres miradas a Cuba (IX)

Un personaje carpentierano extraído de la vida real, supuestos envenamientos arsenicales y el gorrión, un polizonte...

Argelio Roberto Santiesteban Pupo
en Exclusivo 04/07/2015
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Primer vistazo: Juan de Amberes sí existió

Alguna vez Gabriel García Márquez se clasificó como un hombre carente de imaginación, pues, según confesó, todo lo que había escrito provenía de su cosecha en la vida concreta y tangible.

Quizás el narrador colombiano exageraba un tanto, pero nadie duda que muy a menudo la ficción no lo es de modo absoluto, ya que ha bebido en el abrevadero de la realidad.

Tal meditación se me desencadena al darme de boca con un verdadero fantasma: Juan de Amberes, el personaje de “El camino de Santiago”, debido a la pluma de Alejo Carpentier. Y sépase que vaga por apolillados papeles del cabildo habanero, en los años mil quinientos, con su nombre, Juan de Amberes, encargado de tocar tambor cuando apareciesen naves a la vista.

Segundo vistazo: Quien tenga arsénico… ¡ése es el asesino!

Está en su apogeo la Revolución Haitiana, y en Cuba los señores esclavistas andan con el corazón en la boca. En cada negro o mulato, sea esclavo o libre, ven a un conspirador, presto a desatar una degollina como la presenciada en la cercana isla.

En este ambiente de histeria colectiva, tres o cuatro magnates habaneros estiran la pata después de escenificar tremendas, pantagruélicas, desaforadas comilonas.

Ante un hecho tan natural, no faltó algún histérico que hablase de envenenamientos. ¿El resultado? Pues que cayó preso Pedro Muñoz, mulato extremeño avecindado en La Habana.

El susodicho era un especialista en pinturas, que solían llevar arsénico en su fórmula. Y estuvo en una mazmorra por año y medio, antes de ser absuelto.

El gorrión, inmigrante ilegal

Esa diminuta maravilla que, desde el follaje, con su piar alegra cada una de nuestras mañanas, era aquí un desconocido cuando Velázquez y sus trescientos guerreros desembarcan en plan de conquista.

¿Cómo adquirió Cuba tan amable presencia? Una crónica de Jorge Ramón Cuevas, el recordado conductor del programa televisivo “Entorno”, arroja luz sobre el asunto.

El ecólogo Cuevas recoge una anécdota según la cual unos inmigrantes españoles del siglo XIX, entre sus escasas pertenencias, traían unos gorriones, quizás para mitigar la saudade que les producía el recuerdo del lugar natal.

Pero la aduana prohibió el ingreso de los pajarillos, y sus dueños los liberaron.

De manera que el gorrión entró en Cuba nada menos que como polizonte.


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Argelio Roberto Santiesteban Pupo

Escritor, periodista y profesor. Recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1983 con su libro El habla popular cubana de hoy (una tonga de cubichismos que le oí a mi pueblo).


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