No siempre dejaba de llover durante tanto tiempo como en la actualidad ni en tan baja magnitud, pues todavía en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado había los llamados temporales que obligaban a salir poco de casa, sobre todo en los campos.
Los habitantes de los lomeríos solían comprar provisiones para esos momentos mientras daban la mejor acogida a les lluvias que beneficiaban sus cultivos, aunque si sucedían a destiempo los dañaban.
En los años 60 el riego agrícola dependía de las precipitaciones, y los hombre de campo hacían sus propios pronósticos, sin dejar de estar pendientes de los anuncios anticipados del Instituto de Meteorología.
Ya para la década de los 70 disminuyó la dependencia de los caprichos de la naturaleza al construir represas que además de almacenar agua pata usar durante la seca, servían para regular las corrientes pluviales y evitar inundaciones.
No obstante los embalses, su sola existencia no basta, pues también se requiere un sistema de suministro de las aguas y su riego, inversión pendiente en una cantidad de plantaciones.
Aquellos eran tiempos en que alrededor de los bohios sorprendían con dispersas plantas de tomate, ají, calabaza, fruta bomba, limón o cualquier otra especie nacida de la semillas que se botabam luego de consumir el fruto que podía ser hasta de los recogidos allí mismo.
Esas viviendas aisladas han ido disminuyendo porque sus moradores han ido mudándose, fallecen y baja la natalidad, lo mismo que también han desaparecido las masivas movilizaciones de trabajadores voluntarios eventuales por una jornada o permanente por varios meses.
Tampoco existen aquellos centros escolares de becados de secundaria básica o preuniversitario ubicados en zonas agrícolas, que en no pocos casos fueron la fuerza de trabajo fundamental de la entidad.
A este contexto se suma que las semillas del producto consumido están muy alejadas de las generaciones cercanas a la simiente original , por lo cual su rendimiento u resistencia son prácticamente nulas, y ya no germinan con tanta facilidad.
Por cierto, con los adelantos de la ciencia y la técnica en otras naciones se ha dañado sensiblemente la agricultura de subsistencia, pues el control de las semillas por las transnacionales y frutos cuyas semillas no germinan impiden la alimentación a muchas familias.
En el caso cubano, para avanzar hacia la soberanía alimentaria, se requiere restablecer facilidades para realizar siembras en pequeñas escalas como los hogares, pero también en comunidades,y no sólo desde el punto de vista de facilitar semillas e instructivos técnicos sino también crear hábitos, incluyendo a los niños en las escuelas.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.