La lista

El hecho de que en menos de una semana el nuevo presidente de los EE. UU. revocara un paquete de decisiones del anterior mandatario, incluida la de excluir a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, ha generado reacciones de colosal magnitud.

Dentro del cúmulo de opiniones en redes sociales a favor y en contra de tal medida del recién electo Donald Trump por segunda ocasión, las hay de cubanos que están en Cuba o radicados permanentemente fuera de ella, y también de descendientes que nacieron en otras naciones.

Están los que prefieren no expresarse en el ciberespacio, otros que cuestionan por qué Joe Biden no sacó a Cuba de la lista al ocupar su cargo en la Casa Blanca, y también hasta quienes creen que se puso de acuerdo con Trump para protagonizar lo que califican como una burla.

En cuanto a personas nacidas en Cuba y radicadas en otros países, así como de nacidos en otras naciones de padres cubanos que se alegran de la rapidísima reinclusión en la infame lista, Rafael Calcines afirma que no hay peor cuña que la del mismo palo,

Y en cuanto a la afirmación de que no hay bloqueo ni intensificación de guerra económica y que todas las culpas de la crisis recaen sobre el estado cubano, Rafael Calcines considera que el bloqueo es más que evidente, pero quienes elijan que no, ni te molestes en convencerlos de que están equivocados. Hay cosas más importantes que hacer

Sobre el presagio del rápido quita y pon de Cuba en la lista, hay post matizados por el humor como el de Víctor Angel Fernández González, quien en una incompleta frase dice De… queridos amiguitos, seguido de un emoji sonriente, así como otro de Tania Ramos, quien recomienda Agárrate de la brocha que nos van a quitar la escalera.

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En tono serio, Arístides Vega valora que Lo peor está por llegar y Justo Cruz opina que La lista es un relajo, en tanto José Angel Aguilera Tamayo piensa que Presagia todo lo malo que se puede esperar de gente baja y revanchista.

Hubo una charla que no está registrada en redes sociales, pero la cuenta quien recibió una llamada en la que una persona que está a la espera en México de una cita para cruzar la frontera hacia los EE UU dijo que las consecuencias de la reinserción de Cuba en la Lista de países terroristas ya no era su problema porque estaba fuera de ella.

Lo tragicómico de ese caso es que sin mostrar preocupación por sus familiares o amigos que permanecen en la isla, él mismo está ahora empantanado en un país porque hacia donde pretende ir, es al mismo país donde gobierna el presidente que también revocó las citas a través de la aplicación CBPOne por donde él había solicitado ingresar a la nación estadounidense.

Para concluir, citamos este fragmento martiano de Nuestra América:

A los sietemesinos sólo les faltará el valor. Los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses. Porque les falta el valor a ellos, se lo niegan a los demás. No les alcanza al árbol difícil el brazo canijo, el brazo de uñas pintadas y pulsera, el brazo de Madrid o de París, y dicen que no se puede alcanzar el árbol.

Hay que cargar los barcos de esos insectos dañinos, que le roen el hueso a la patria que los nutre. Si son parisienses o madrileños, vayan al Prado, de faroles, o vayan a Tortoni, de sorbetes. ¡Estos hijos de carpintero, que se avergüenzan de que su padre sea carpintero! ¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan, porque llevan delantal indio, de la madre que los crió, y reniegan, ¡bribones!, de la madre enferma, y la dejan sola en el lecho de las enfermedades! Pues, ¿quién es el hombre? ¿el que se queda con la madre, a curarle la enfermedad, o el que la pone a trabajar donde no la vean, y vive de su sustento en las tierras podridas con el gusano de corbata, maldiciendo del seno que lo cargó, paseando el letrero de traidor en la espalda de la casaca de papel?

¡Estos hijos de nuestra América, que ha de salvarse con sus indios, y va de menos a más; estos desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte, que ahoga en sangre a sus indios, y va de más a menos! ¿Estos delicados, que son hombres y no quieren hacer el trabajo de hombres! Pues el Washington que les hizo esta tierra ¿se fue a vivir con los ingleses, a vivir con los ingleses en los años en que los veía venir contra su tierra propia? ¡Estos «increíbles» del honor, que lo arrastran por el suelo extranjero, como los increíbles de la Revolución francesa, danzando y relamiéndose, arrastraban las erres!