viernes, 20 de septiembre de 2024

La bomba de agua

Esos artefactos para extraer agua a fuerza de palanca han ido desapareciendo de la ciudad de Santa Clara...

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 04/06/2021
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Bomba de agua
Siempre que transitaba por el lugar miraba aquella bomba de agua que despertaba recuerdos. (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

La primera vez que entré a la ciudad de Santa Clara, entonces capital de la provincia de Las Villas, fue en 1968 a bordo del tren que salía a las 4 y 33 de la mañana de Casilda y atravesaba todo el paisaje montañoso de la sierra del Escambray.

Trinidad, Guarico, Condado, Sopimpa, Agabama, Cumbre... eran lugares en los cuales se hacían breves paradas hasta llegar a la misma estación ferroviaria santaclareña, que aún existe en la actualidad con muy pocos cambios.

Los primeros en abordar eran casi siempre los últimos en descender soñolientos en busca de café o algo para desayunar, mientras otros íbamos primero en busca de un poco de agua para asearnos, pero rechazábamos hacerlo en los baños públicos.

No fueron pocas las veces que acudí a cualquier portal, aunque luego preferí una bomba de agua que había en el parque El Carmen, donde está el monumento a la fundación de la ciudad el 15 de julio de 1689.

Era frecuente entre los viajeros convidar a desayunar, pero también invitábamos: “Vamos para la bomba de la loma”, así le decíamos al área elevada donde se desarrolló la misa fundacional, y hace pocos años resolvieron que a esa zona alta llegara regularmente el agua del acueducto. Fue habitual que uno accionara la palanca de la bomba para otros lavarnos la cara o echarnos una buena cantidad del refrescante líquido encima para despertar del letargo causado por la monotonía del ruido del tren.

Siempre que transitaba por el lugar miraba aquella bomba de agua que despertaba recuerdos, y no fueron pocas las veces en que la prefería para calmar la sed y luego sentarme en cualquier lugar a descansar, o sencillamente disfrutar el placer de estar cerca de ella.

Hace poco estuve por el parque El Carmen y allí estaba la iglesia, el monumento a la fundación, un recuerdo de que en ese sitio cayó combatiendo el capitán del Ejército Rebelde Roberto Rodríguez, El Vaquerito, jefe del pelotón suicida. Todo se veía impecable, pero faltaba y falta la bomba de agua, la que abasteció durante muchos años a los vecinos que padecían la carencia del suministro del preciado líquido.

Entonces es que tomo conciencia de que tampoco existen ya otras que había en portales y zonas asequibles para el uso público y que tanto abundaban en la capital villaclareña, al punto de que en la década de los años 70 del siglo pasado, un colega hizo un reportaje en el cual se refería a la cantidad de esas bombas en la ciudad. También es el momento preciso en que llego a la conclusión de que una de las pocas que persisten en Santa Clara, si no la única, puesta a disposición de todos, es la existente en el Reparto Escambray, frente al edificio 332, a donde acuden personas que recorren largas distancias para abastecerse del líquido.

Hay quienes solo logran calmar la sed con esa agua subterránea porque la de las represas tiene un sabor que no les agrada, y se han convertido en usuarios habituales de un pozo cuya reparación es costeada por quienes voluntariamente depositen en una alcancía la cantidad de dinero que deseen. La mano de obra y las gestiones para hacer las piezas y repararlo cuando se rompe es la de los moradores del 332, constituidos en un Consejo de Vecinos, a quienes en nombre de todos, les digo: Muchas gracias.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.


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