Con la cuenta regresiva para el inicio del ataque contra Siria en marcha, el Congreso convocado para una difícil elección y el presidente norteamericano entrampado en la paradoja que él mismo describió como la del elegido para acabar con las guerras que está a punto de iniciar una, en un abrir y cerrar de ojos la crisis se desplazó hacía una zona menos riesgosa.
Bastó una alusión del secretario de estado norteamericano John Kerry respecto a que: “Siria podía evitar el ataque si entregaba su arsenal químico…” para que su homologo ruso, Serguei Lavrov, diera forma a la propuesta de poner bajo control internacional el armamento químico de Damasco que tampoco perdió tiempo y anunció su consentimiento. Francia, el Reino Unido y el Secretario General de la ONU saludaron la iniciativa.
Un Obama que sonó aliviado, atrapó el cabo tirado por Moscú y pidió al Congreso aplazar una votación que se presumía adversa.
Aunque se trataba de una sugerencia de difícil realización, la propuesta puso en marcha la única iniciativa que en dos años de conflicto ha sido aceptada por las partes y con potencial sino para poner fin al conflicto, suficiente para propiciar cierto aflojamiento de las tensiones y dar una oportunidad a la diplomacia.
En cualquier caso se trata de una operación cuya realización supone riesgos letales. Remover y poner a buen recaudo un material mortífero en medio de un intenso conflicto bélico (no se ha hablado de alto al fuego), y atraer al teatro de operaciones a observadores internacionales dispuestos a correr riesgos letales, puede rozar lo imposible. Nadie, excepto los proveedores y la cúpula militar Siria, conocen el tamaño ni la entidad del arsenal químico que se negocia. Por añadidura no se ha dicho una palabra de las armas químicas en poder de los sublevados.
Como era de esperar, apenas transcurridas 24 horas, al parecer forzado por alguna reacción Siria, el presidente Vladimir Putin hizo declaraciones que ponen pausa a la ejecución de su propia iniciativa. “Es difícil ¿dijo? forzar un país a desarmarse cuando se prepara una agresión en su contra…”
Aunque el presidente ruso tiene razón respecto a la imposibilidad de negociar con un puñal en la garganta; es obvio que al aplazar la votación en el Congreso, Estados Unidos retiró el dedo del gatillo, aunque reclama acciones rápidas y creíbles. El encuentro que sostuvieron los secretarios Lavrov y Kerry pudiera conllevar a precisiones y compromisos de las partes, aunque a la mesa le faltan dos patas: el gobierno de Damasco y los rebeldes o terroristas según son llamados.
Ese encuentro y probablemente ulteriores pronunciamientos dirán si Estados Unidos avanza hacía un “Día D” o si los destructores enfundarán sus cañones y regresan a sus bases de donde no debieron salir. En cualquier caso Lavrov tiene trabajo por hacer y el tiempo en contra. Allá nos vemos.
Alberto Quintero desde FB
13/9/13 11:24
Menos mal que el premio Nobel le hizo casó a Rusia.
Fernando Quiñones desde FB
13/9/13 11:24
Seguro, hasta cuándo van a estar engañando para acabar con vidas inocentes.
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