En alrededor de tres milenios de historia, en Egipto se han contado unas 30 dinastías y alrededor de 300 faraones (el número exacto se desconoce). El primero fue Menes y la última Cleopatra. De ellos, cinco fueron mujeres; mientras, en 61 años de república, ha tenido cuatro gobernantes.
Ningún país con un pasado tan pletórico de autoritarismo evoluciona fácilmente a la democracia liberal. Tal vez por esas circunstancias es difícil determinar si la actual crisis es resultado de contradicciones políticas o confesionales y saber si lo que se defiende es la democracia o el empoderamiento de la fe islámica.
El argumento de que Morsi fue electo puede ser trascendental o irrelevante; también Mubarak había sido elegido, no una, sino en cinco ocasiones; en cambio entre 1952 y 1956, sin pasar por las urnas, Nasser fue el más autentico, legítimo y eficaz líder egipcio y árabe que haya existido.
La Primavera Árabe, un relampagueante movimiento espontáneo de masas urbanas, principalmente jóvenes de clase media de El Cairo y otras grandes ciudades, creó una confusa situación en la cual el ejército, cuyos mandos eran fieles a Mubarak, ejerció la represión para luego tomar el poder llamando a elecciones, en las cuales se produjo la no calculada victoria de Morsi, candidato de la Hermandad Musulmana.
Desde su fundación en 1928, la historia de la Hermandad Musulmana, actualmente única fuerza política panárabe y el partido mejor organizado del Medio Oriente y África del Norte, ha estado plagada de contradicciones, derivadas, de su radicalismo confesional con base en el Islam y de sus ambigüedades políticas que, entre otras cosas, la llevaron a entrar en contradicción con Nasser quien la ilegalizó.
En 1987, curiosamente al amparo de una reforma constitucional promovida por Mubarak, la Hermandad participó por primera vez en una elección, lo cual abrió una etapa de yuxtaposición de la fe islámica con la política, expresada sobre todo en la promoción del proyecto de constituir una “república islámica” con la Sharia como ley.
En 2005, en los primeros comicios realizados mediante sufragio directo en los cuales apenas voto el 23 por ciento de la población, fueron electos 90 de los 112 candidatos de la Hermandad, convirtiéndose de ese modo en la segunda fuerza política del país. En 2007 una de las 34 enmiendas constitucionales adoptadas prohibió los partidos de orientación religiosa.
Tal vez en 2012, en el confuso clima creado por la “Primavera Árabe, el establishment y el ejército egipcio fueron sorprendidos por la inesperada victoria del candidato integrista y quizás, Hermandad Musulmana hizo una lectura errónea y creyó que la elección de Morsi constituía un aval para el tránsito del sistema político egipcio del laicismo al estado teocrático con vigencia de la Sharia, en torno a lo cual no parece haber consenso en la sociedad.
El hecho de que los electores profesaran el Islam y creyeran que Morsi era un candidato mejor que otros, no necesariamente significaba que asumieran la filosofía política musulmana. Cuando en algunos países occidentales se vota por un demócrata cristiano, nada indica que se admita un gobierno de curas y tampoco al elegir un comunista se endosa la dictadura del proletariado.
En cualquier caso, el ejército que por segunda vez en un año se hace con el poder, que esta vez ejerce de un modo sanguinario imposible de justificar, ha convocado elecciones para febrero. Las preguntas son: ¿Participará la Hermandad Musulmana? ¿Será factible y legítimo excluirla? ¿Qué ocurrirá si otra vez gana? Allá nos vemos.
senelio ceballos
24/3/14 7:04
..gracias por su articulo sobre Egipto!!..Un preguntita , se puede?..JORGE!! Que nos puede explicar ahora... Ayer se supo aqui...que proponen pena de MUERTE A MAS DE 500 presos en Egipto...COMO SE COME ESO?
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