viernes, 17 de mayo de 2024

Edward Snowden: Lados oscuros de la globalización

El ex analista de la inteligencia no es un espía al servicio de otro país o de alguna organización ajena u hostil a los Estados Unidos, por lo cual la acusación de traición no es aplicable a él...

Jorge Gómez Barata
en Exclusivo 06/07/2013
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Edward Snowden, ex analista de la inteligencia estadounidense.

Los norteamericanos están felices: ¡Al fin alguien los escucha! Esta vez lo agradecen a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). La buena nueva les llegó debido al affaire protagonizado por Edward Snowden, un ex analista de la inteligencia estadounidense que ha revelado la existencia de una red de espionaje global.

Mucho más molestos que los norteamericanos están los aliados europeos y asiáticos de Estados Unidos y, por extraña paradoja, rusos y chinos, considerados contraparte de Norteamérica no se dan por aludidos, cosa que, obligados por las circunstancias, hacen algunos gobiernos latinoamericanos a los cuales Snowden ha implicado al solicitar asilo político en varios países de la región. 

Aunque en un breve artículo no es posible considerarlas todas; las acciones de las agencias de espionaje norteamericanas y la actitud de Snowden presentan diversas aristas. Una de ellas es que se trata de un resultado de la globalización que requiere de instituciones planetarias y probablemente de un sistema global de seguridad y espionaje, obviamente liderados por las agencias de inteligencia norteamericanas.

Un dato que no puede pasarse por alto es que para que tal sistema funcione necesita de la participación y colaboración de los gobiernos locales, principalmente de las grandes potencias, los países emergentes y la mayor parte de los estados del mundo; cosa que, salvo bolsones de resistencia, principalmente en América Latina, es un hecho.

La reciente operación conjunta para impedir la salida de Europa del avión del presidente Evo Morales bajo sospecha de que pudiera ser utilizado para liberar de su anclaje en Moscú a Edward Snowden y que constituyó un virtual secuestro, es una clara evidencia de que, más allá de diferencias circunstanciales, la alianza estratégica que incluye a Rusia y China funciona.

Entre otras cosas es preciso esclarecer que los servicios de inteligencia y contrainteligencia (espionaje y contraespionaje) no son en ningún país entidades autónomas, sino parte de la estructura del Estado, que incluye los cuerpos armados y de seguridad. Lo que ocurre en Estados Unidos no sólo es que esos cuerpos desborden sus atribuciones o actúen al margen de la ley. Lo que ha cambiado en Norteamérica es la ley y la sociedad.

No es la primera vez que algo así sucede. Aconteció en 1917 cuando, para desarticular la oposición a la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, el presidente Woodrow Wilson hizo aprobar la ley contra el espionaje, y volvió a ocurrir en los años 50, durante el macartismo.

Por otra parte, las instituciones y el pueblo norteamericano han aceptado que el espionaje interno, en función de la seguridad nacional, especialmente al invocar la lucha antiterrorista, no es ilegal. En realidad se trata de acciones amparadas por las leyes patrióticas, endosadas por el Congreso y avaladas por el sistema judicial estadounidense, que además incluye tribunales y probablemente leyes secretas.

En cuanto a la inconstitucionalidad de tales acciones, no es mucho lo que pueda discutirse. La Corte Suprema y el Congreso de Estados Unidos, los mismos que han aprobado las leyes patrióticas, de comisiones militares, las cárceles secretas e incluso contra la voluntad del presidente, mantienen abierta la cárcel de Guantánamo, son las únicas instancias con autoridad para interpretar la Constitución.

Del otro lado es obvio que Snowden no es un espía al servicio de otro país o de alguna organización ajena u hostil a los Estados Unidos, por lo cual la acusación de traición no es aplicable, pues según el Articulo III Sección 3 de la Constitución norteamericana: “El delito de traición contra los Estados Unidos consistirá solamente en tomar las armas contra ellos o en unirse a sus enemigos, dándoles ayuda y facilidades…”.

Más allá de su significado,al interior de Estados Unidos, la operación de espionaje global y las denuncias de Edward Snowden tienen implicaciones mundiales. Luego les comento. Allá nos vemos.

 

 

 


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Jorge Gómez Barata

Profesor, investigador y periodista cubano, autor de numerosos estudios sobre EEUU. y especializado en temas de política internacional.


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