Los accidentes cerebrovasculares se producen debido a una interrupción de la corriente sanguínea en una parte del cerebro o cuando se presenta un derrame de sangre en dicho órgano.
Al evitar o controlar factores de riesgo como el tabaquismo, por citar uno, la prevención es el mejor tratamiento de estos lamentables eventos, que constituyen la tercera causa de muerte en Cuba, pues las causas que los desencadenan generalmente comienzan a hacer efecto mucho antes.
En los accidentes cerebrovasculares se paraliza uno de los lados del cuerpo porque las células cerebrales son las que controlan los movimientos. Cuando se afecta el lado izquierdo del cerebro, el lado derecho del cuerpo puede quedar paralizado. Cuando el daño es en el hemisferio cerebral derecho, se paraliza el lado izquierdo.
La mayor o menor gravedad de los accidentes cerebrovasculares depende de la extensión del daño a las células cerebrales, de la parte del cerebro dañada, de la facilidad de las zonas sanas para lograr compensar o asumir las funciones de la región lesionada y de la rapidez en restablecer el aporte sanguíneo a las partes afectadas.
Sus efectos pueden ser leves o graves y algunos pacientes se recuperan en solo unos días, mientras otros nunca lo hacen del todo.
RESULTADOS PARA REFLEXIONAR
Una investigación de la Canadian Stroke Network halló que la edad promedio de los afectados por accidentes cerebrovasculares y además fumadores, era de 58 años, aproximadamente nueve años más jóvenes que los no adictos, también como promedio.
Los autores del estudio informaron que los fumadores tienen el doble de riesgo de accidente cerebrovascular isquémico y cuatro veces más riesgo de accidente cerebrovascular hemorrágico, cotejados con los no fumadores.
Por lo tanto, en comparación con las personas sin esa adicción, los fumadores enfrentan el doble de posibilidades de padecer de un accidente cerebrovascular y son más propensos a presentarlos casi una década antes, según el estudio canadiense.
BUENAS NUEVAS
Sin embargo, dos años después de eliminar el tabaquismo, el riesgo de accidente cerebrovascular baja a un nivel similar al de los no fumadores, aseguraron los investigadores.
Por tanto, eliminando factores de riesgo como el hábito de fumar; controlando o previniendo la hipertensión arterial, la obesidad y la diabetes mellitas; llevando una dieta sana y manteniéndose físicamente activo, es posible reducir significativamente el riesgo de accidente cerebrovascular.
Nunca es demasiado tarde, ni se es demasiado viejo, para comenzar a andar por el buen camino.
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