Debido a determinados puestos de trabajos una persona puede llegar a sufrir un dolor muscular, y eso es fundamentalmente por dos razones principales: por trabajar en una postura no fisiológica o mantenerse demasiado tiempo en una misma posición, y la otra es por realizar un exagerado esfuerzo con un determinado grupo muscular, no habitual en esa persona, o realizarlo de forma incorrecta o exageradamente repetido.
Esa molestia o dolor muscular puede extenderse hasta los horarios no laborales e interferir diariamente con el merecido descanso después de finalizada la labor generadora de esas indeseables perturbaciones dolorosas.
MANIFESTACIONES ACOMPAÑANTES
Un dolor muscular verdaderamente molesto y mantenido generalmente se acompaña de cansancio generalizado, dolores de cabeza, determinada rigidez en ciertas zonas del cuerpo, cambios desfavorables en el estado de ánimo y dificultad para encontrar una posición de descanso adecuada, tanto de pie como sentado e incluso acostado, y puede acrecentarse sobre todo si el colchón no reúne las mejores condiciones.
La sumatoria de todo lo anterior puede entorpecer y limitar el rendimiento del sufriente trabajador, provocar que realice sus tareas habituales de manera inadecuada, tener cambios de carácter en el entorno laboral e incluso en su propia casa, y acumular ausencias al trabajo por sufrir de esa molestia dolorosa, muchas veces neutralizante de la disposición para acudir a su centro a pesar de su mejor voluntad.
ZONAS VULNERABLES
La región corporal más frecuentemente afectada es sobre todo a nivel de la columna vertebral.
Si es a nivel lumbar, lo habitual es que sea por el manejo inadecuado de determinado peso; pero si es a nivel cervical es producido por posiciones incorrectas del cuello mantenidas durante demasiado tiempo durante la jornada laboral.
FACTORES DESENCADENANTES
Entre los más comunes se encuentran las posiciones incorrectas, utilizar un mobiliario no ergonómico, emplear medios de trabajo inadecuados o excederse en demasía en el horario laboral establecido.
¿TIENE PREVENCIÓN?
Hay cosas que se pueden hacer dentro de un vida sana para evitar estos dolores o por lo menos hacerlos tolerables por un período de tiempo limitado. Todas las personas, y más en el caso de los adoloridos, deben disfrutar de un descanso adecuado durmiendo las horas necesarias, habitualmente de 7 a 8 horas todos los días, en un medio adecuado y con un colchón por lo menos aceptable, mantener posturas adecuadas en su puesto de trabajo, cambiar de posición con mayor frecuencia con breves descansos periódicos y, cuando se trate de esfuerzo físico, realizarlo de la forma más fisiológica posible, valiéndose los medios adecuados para su realización.
EL MEJOR TRATAMIENTO
La mejor forma de tratar un dolor laboral es con la prevención, observando las medidas apuntadas anteriormente u otras adecuadas a cada labor específica, evitando aquellas posiciones y esfuerzos capaces de generar dolor muscular, realizar ejercicios físicos relacionados con la flexibilidad y entrenar los músculos de forma bien orientada.
Pero una vez presente el dolor muscular, y más aún en caso de recidiva, lo mejor es acudir a un facultativo para que sea él quien realice el diagnóstico correcto, aconseje adecuadamente e indique el mejor tratamiento, entre ellos el necesario reposo en caso de necesitarse.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.