Fumadores y niños

Los fumadores, entre otras cosas desagradables, generan el humo de segunda mano. Se fuma involuntaria o pasivamente cuando las personas no fumadoras son expuestas e inhalan este tipo de humo y se convierten en sus pobres víctimas.

Quienes respiran este humo del ambiente, con más de 50 sustancias cancerígenas, incorporan la nicotina y otros químicos tóxicos de manera similar a los fumadores.

Es producido por el extremo de un cigarrillo encendido, pipa o tabaco y el exhalado por un fumador.

DATOS ESPANTOSOS

Según una reciente investigación publicada en la revista The Journal of Pediatrics, cuando fueron revisadas las historias clínicas de más de 100 niños ingresados por gripe en el estado de New York entre los años 2002 al 2009, se demostró como aquellos expuestos al humo de segunda mano en sus domicilios eran cinco veces más propensos a ingresar en las salas de terapia intensiva y a prolongar un 70 por ciento el ingreso hospitalario en relación a quienes no habían convivido con fumadores.

Además, la intubación traqueal aplicada en esos grupos fue del 13 y 1 por ciento respectivamente.

Esto demuestra como la exposición inocente al humo del tabaco no sólo eleva el riesgo de ingreso hospitalario, sino también agrava el curso de la enfermedad.

Un niño llevado a un hospital y proveniente de un hogar agredido sin compasión por el humo del tabaco, tendrá más riesgo de desarrollar una enfermedad más grave.

ENEMIGO YA CONOCIDO

Ya era conocido como el tabaquismo pasivo provoca en los menores de edad infecciones de los oídos, trastornos respiratorios e infecciones pulmonares, así como una mayor frecuencia de ingresos hospitalarios sobre todo en aquellos con edades inferiores a los 18 meses.

La adicción al tabaquismo de padres y demás convivientes puede causar respiración sibilante, tos, bronquitis y neumonía. Además, desacelera el crecimiento de los pulmones de los niños expuestos involuntariamente a este humeante veneno.

Según otro estudio, esta vez publicado en la revista Tobacco and Nicotine Research, el humo de segunda mano perjudica el vital reflejo de tos de los niños. Vivir con un fumador debilita ese reflejo, uno de los más vitales del cuerpo humano.

Y debido a que los pulmones de estos niños no son protegidos a través de la tos, por eso están en mayor riesgo de padecer de las enfermedades respiratorias ya mencionadas.

Además, podrían ser más propensos en el futuro a desarrollar el hábito del tabaquismo porque la experimentación con cigarrillos podría resultarles menos desagradable.

En otra encuesta realizada en bebés entre las 48 y las 72 horas de vida, los hijos de fumadoras pasivas poseen un peor desarrollo motor.

Los de fumadoras directas, donde la concentración de nicotina en el feto alcanza niveles un 15% mayor que los que existen en la embarazada, presentaron menor habilidad para regular las respuestas en los ámbitos fisiológico, sensorial, motor y de atención según se expone en la revista Early Human Development.

No existe un nivel seguro de exposición al humo del tabaco. Cualquier cantidad es perjudicial.

Por lo tanto, a los infelices fumadores domésticos aun impotentes para dominar y eliminar tan agresiva y tóxica agresión personal y ambiental, cuando amenacen con encender un cigarrillo o tabaco, invítelos a salir de la casa y a fumar en la próxima esquina.