Lo que esencialmente denuncia Residente —René Pérez Joglar— en su intervención en la Bizarrap Music Session #49, tomando a J Balvin como material de estudio, lo había expresado cinco años atrás, el 26 de abril de 2017 en Hotel Ritz Carlton de Miami Beach, durante la Conferencia Billboard de la Música Latina.
“Como artista debes ser reflejo de lo que sientes y de lo que te rodea. Si no haces eso no eres artista. Mi música siempre ha tenido una intención con cada canción, cada letra las escribo y las hago por algo que siento, no porque quiera venderles un disco. Para mí todos deberían hacer lo mismo si se llaman artistas, de lo contrario eres un negociante”, dijo en medio de aplausos quien ya acumulaba 25 premios Grammy. “Los artistas ahora se venden y hacen cualquier porquería para vender y sonar en la radio o porque el talento no les da para llegar más allá. Se ha vuelto todo como McDonalds, se vende rápido, se cocina, se vende, se cocina, se vende (aplausos)”.
“Al público le puede gustar el brócoli en lugar del 'junk food' (comida chatarra). Mi hijo no comía brócoli y le fui dando y dando; y poco a poco le fue gustando. La música es lo mismo, la comida chatarra te gusta, pero te hace daño. El brócoli quizá no te gusta al principio, pero es importante que te lo comas porque tiene proteínas y se lo das de a poco, al final a la gente le va gustar y le va hacer un bien”, anotó apasionado. “Si comes comida chatarra toda tu vida te vas a morir de un ataque al corazón, si comes brócoli vas a vivir un poco más. La música es lo mismo, si le das brócoli poco a poco quizá van a hacer crecer esa mente que tienen (aplausos)”.
La representante de la industria, Leila Cobo, directora ejecutiva de contenido y programación para música latina de la revista Billboard, intentó aplacarlo “diplomáticamente”, para siempre ponderar los criterios mercantilistas que Residente criticaba, reconociendo los álbumes, las canciones y las marcas más populares de la música latina, según sus métricas, el tiempo al aire en la radio, el desempeño de sus videos y la información de las redes sociales, que son los que tienen en cuenta para las listas semanales de la revista.
Pero el MC fue tan duro como tan franco. Señaló que las primeras cinco canciones que se posicionan en las diferentes listas “son idénticas, con acordes mayores” y que la fórmula para hacer esos hits es muy sencilla. “Si escucha el top five de lo que está sonando en la radio ahora mismo no puedo diferenciar quién es quién, es muy similar. Son idénticos, es como preparar un sandwich en la mañana, pones el pan, queso y jamón. No todo es McDonalds, las estructuras deben abrirse (…). Es muy, muy, muy fácil. Si tú me das 30 minutos te preparo un hit ahora mismo de lo que está sonando en la radio. Es una falta de respeto para los artistas que están haciendo música de verdad”. Y añadió: “No está bueno y le hace daño a la música”.
Residente no mencionó género alguno, pero un grupo de reguetoneros se sintieron aludidos. El primero en saltar fue DJ Nelson, quien reprochó sus palabras y llegó a pedirle que se retractara de lo que había dicho. Sobre el mismo flow surfearon otros, los veteranos Nicky Jam, Baby Rasta, Raphy Pina y Plan B, así como figuras más nuevas del género como Ozuna y el propio J Balvin.
En solo 24 horas ocurrió todo esto y también la reacción de René Perez desmintiendo que había hablado mal del género y colgando su intervención completa: a través de su cuenta de Twitter: “Para los que no leen y no escuchan. Acá está la charla en donde hablo sobre la música en general. No me referí a un género musical en particular si no a la falta de creatividad dentro de la música. Lo que señalo en la charla es la mala costumbre de hacer cualquier cosa a costa de pegar un tema en la radio en lugar de ser artistas y contar lo que nos afecta verdaderamente. Lo que sucedía en la década de los 70 en el rock, la salsa y lo que sucedía en los 80 con el hip hop. No voy a discutir, solo les digo, a los que se sintieron aludidos que dejen la novela por Instagram y se pongan a escribir. Si tienen rimas para mí, tanto la gente de mi pueblo Trujillo Alto como yo los esperamos desde hace 11 años. Y si solo fue una confusión, los espero igual pero con una cerveza”.
Aquellas declaraciones dieron lugar a la “guerra dialéctica y musical” entre Tempo y Residente y que los trabajadores orgánicos del capitalismo redujeron a eso, una polémica entre dos exponentes del género urbano.
En noviembre de aquel año, al subir al escenario para recoger el Grammy Latino por “Somos anormales” como la Mejor Canción Urbana, Residente proclamó: “Nosotros los artistas no somos cifras, no somos números (…). Por favor, a todo el mundo dejen de estar poniendo la cantidad de seguidores y de views y empiecen a hablar de música”. Fue su reacción por cómo lo presentaron, enumerando la cantidad de seguidores en redes sociales y los puestos alcanzados por sus temas en los rankings. Lo mismo que había cuestionado en la referida conferencia de los Billboard y que desarrolla ahora, en la Bizarrap Music Session #49:
“Yo no creo en las estrellas de las plataformas digitales
Ni en tus Billboards de cremita de pastel
Ni en tus historias de Instagram, Dolce&Gabbana y Cartier”
Para aquella edición, el ex Calle 13 fue el artista más nominado, sin embargo, un “McDonalds con los mismos acordes de los demás hits, “Despacito”, ganó a fin de cuentas la mayoría de los premios. Un resultado que asentó un sentido, contrario al discurso del rapero boricua y a favor de los interés de los que dominan la industria, de los dueños de los medios fundamentales de producción y reproducción de la música. Un resultado “estructural y un aviso para navegantes” en opinión de Jon E Illescas. La élite dueña de las multinacionales que domina la industria musical jamás invertiría su capital contra sus propios intereses, sino a favor del consumismo y de las falacias que promueve.
Por estos días, como en aquellas ocasiones, sus críticas se personalizan o se le acusa de “moralismo”. Nada se dice de la verdadera disputa entre dos modos de asumir la música y de valorarla, representados por dos marcas de la industria, una más sumisa e instrumentalizada, y otra más “outsider”, aunque esté impedido de subvertir las reglas dominantes, las del rating.
“Una cosa es ser artista, otra cosa es ser famoso”, plantea el propio Residente en su tema de marras. Un contraste que proyecta dos cosmovisiones y dos axiologías sobre el mundo y sobre el arte. Uno “afinado” con dominante discurso neoliberal, que hace apología del mercado y representado por J Balvin, y otro inarmónico con este, que asume la música como arte y expresión de los pueblos.
Aunque, la verdad, un genuino exponente de la alternativa emancipadora, es decir, con potencialidad revolucionaria, no aparezca sobre la escena.
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