Mi casa.cu (+Video)

Escuché por primera vez “Mi casa.cu” en El Patio de Baldovina, una mañana de marzo del 2011. Al presentarla aquel sábado, el trovador Tony Ávila comentó que sus amigos le llamaban la canción de los lineamientos. Ciertamente, esta y su “Timbiriche” retrataban no solo la realidad que se vivía por aquellos días como parte del proceso de actualización del modelo económico y debates previos al VI Congreso del PCC, sino también armonizaban con no pocas directrices del Informe Central presentado en abril por el primer secretario del PCC. No era difícil advertir similitudes entre el “Sin prisa, pero sin pausa” de Raúl y el “No tengo que correr porque la prisa/ puede que le haga daño a los cimientos” de Tony.

En su momento, la sagaz escritora Laidi Fernández de Juan escribió  sobre estas dos crónicas. “Mi casa.cu —apuntó— sentó las bases de expresión de esa generación de cubanos y cubanas que reconoce la necesidad de cambios sociales que no dañen la estructura sobre la cual se han erigido múltiples conquistas”. De “Timbiriche”, tema que da título a su segunda entrega discográfica, expresó: “…sin abandonar la intención de esa primera canción definitoria, apunta a más lejos, señalando los riesgos que implica la modalidad actual de vida, en términos económicos. La advertencia de que no debemos dejarnos consumir por el consumismo, dicha en tono jocoso, alerta al público de forma más efectiva que si eso mismo fuera dicho de forma lineal”.

No había mejor momento, ahora que estamos inmersos en un debate similar, a propósito de la consulta del Proyecto de Constitución, para retomar el discurso aleccionador  de “Mi casa.cu”, con el valor agregado de la poética resonante del destacado realizador del videoclip cubano Alfredo Ureta.

“Amigos aquí tienen nuestra última producción audiovisual realizada por nuestro querido amigo Alfredo Ureta, espero que la disfruten tanto como nosotros” —fue el comentario del trovador para anunciar el estreno. Para ello, compartía el post que antes le había etiquetado el realizador del corto, con el vínculo a su canal de Yotube, donde se presentaba el video como “una alegoría a la sociedad cubana actual”.

El video “Mi casa.cu” comienza con movimientos de cámara, acercamientos y paneos, que aluden a la observación acuciosa, al diagnóstico del que nace el leitmotiv de la canción homónima, primera pista del CD En Tierra. La necesidad de reparar, de actualizar, la casa-nación, la del heredero de Ñico Saquito y Juan Formell que vemos cantar desde un viejo televisor en blanco y negro, y la de todos sus hermanos.

Entonces, nos sorprende la irrupción de un mano que alza un viejo mueble y otra que pinta y otras más, de niño, mujer y adulto mayor, de piel negra y/o blanca, con uno u otro atributo…, que van dando los cambios que la casa necesita. Secuencia que se alterna con la de las mismas manos armando un puzle de una bandera cubana.

Dos narrativas que, al yuxtaponerse —junto a la desproporción relativa entre la casa, la bandera y las referidas manos—, devienen metáfora de las relaciones multidimensionales puestas en ebullición en estos días. Entre las acciones, intereses y proyectos más de casa, individuales, y los más colectivos, públicos, de la patria.

Al final, todas las manos construyen una confortable y bella casa. Luminosa y ecléctica, con Martí y la Gitana Tropical de Víctor Manuel. Donde convive la Virgen de la Caridad del Cobre con un Buda y una matrioska. Un sofá moderno, con los viejos sillones de madera. Donde fue cambiado lo que debía ser cambiado. Y narrado todo sin tropos manidos ni panfletos visuales.

Como comentó entusiasmado en Cubadebate, el también realizador y fundador del Proyecto Lucas, Orlando Cruzata:

“Cuando terminé de ver el más reciente videoclip de Tony Ávila, Cuba.cu, realizado por Alfredo Ureta, volví a rencontrarme con una de las poéticas más sólidas del videoclip cubano, con una honestidad comprometida con el sentido de nación; comprometimiento, que se remonta desde los primeros pasos de Alfredo en el videoclip. Cuba.cu es otra muestra de que se puede hablar, recrear, asumir, cuestionar nuestra sociedad lejos del teque y ese matiz falso del kitsch político, que como metástasis estética llena los audiovisuales que se proponen discursar sobre nuestros avatares sociales. Partiendo de un tema exacto, puro y sincero de Tony Ávila, Ureta borda un hecho artístico de que termina la parábola. Nos recuerda su excelente video para Gerardo Alfonso, Lo que Dios te dio, pero ahora más simbólico, atrevido y comprometido con una realidad llamada a sí misma a cambiar y mejorar. La parábola extendida de Alfredo va más allá, pues en momentos de repetición y poca creatividad en el videoclip cubano, viene como invitación a replantearnos el papel de los realizadores de audiovisuales en los cambios de urgencia, y medida para ser un tilín mejor. Qué bien, Alfredo Ureta ha regresado”.

Vale recordar que Alfredo Ureta fue también el realizador del video del popular tema “La Choza de Chacho y Chucha”, reconocido como el Mejor Video de Música Tradicional y Folklórica en los Premios Lucas del 2011.

Como vale recordar lo que en la letra se nota, el autor e intérprete de temas como “Científicamente negro”, “La vida tiene sus cosas”, “Tiene que haber de to´” y el “El fruto”, es graduado de la especialidad de Marxismo-Leninismo e Historia en el Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello de Matanzas. Es amante de la historia y sus temas siempre han tenido una “mirada preocupada” por lo que suceden en nuestra sociedad.

El videoclip da fe de la Cuba que sueña y canta Tony Ávila. “Una Cuba mejor, pero que no pierda su esencia porque entonces seríamos cualquier lugar del mundo. Sueño con un país que cambie lo mal hecho, que lo erradique ya, que abra todas las puertas necesarias y vaya adelante. Nos lo merecemos”.

Es el mensaje que revitaliza el audiovisual, pobre en gastos, pero muy rico en significados y sentidos. Hecho, no para promover un disco, sino como obra de arte y alegoría de un tránsito hacia una mejor “casa”. La misma de Céspedes, Castillo y Fornaris, de Silvio, Sara y Nicola, pero de estos tiempos.