viernes, 20 de septiembre de 2024

Los memes de Bernie Sanders y la sociedad clípclica (I)

Como forma de expresión de la opinión pública, el meme en internet tiene la capacidad de asignar valor simbólico a los objetos, a las actitudes y a las acciones...

José Ángel Téllez Villalón
en Exclusivo 29/01/2021
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Memes-Bernie Sanders
El más reciente meme protagonizado por Bernie Sanders; generado a partir de su imagen durante el espectáculo de la toma de posesión de Biden-Harris. (Tomada de eluniversal.com.mx).

En el futuro habrá museos de memes. Los antropólogos e historiadores  invertirán horas decodificándolos, contrastarán  unos con otros, para entender esta sociedad clípclica.  Una frase o  una imagen icónica será para el memeólogo  como las trazas del Carbono 14. Las investigaciones se ocuparán de las meme-cadenas, en qué muro de facebook o en cuál  IP se generó el protomeme que provocó tal repulsa, tal criminalización y  tal revuelta que tumbó a una estatua o a un político. O que lo acercó al poder, en otros casos, a la capacidad de asignar valor simbólico a los objetos, a las actitudes y  a las acciones,  que es el verdadero poder.

Porque eso son los “memes”, las expresiones  de los “genes” de la cultura. En esta analogía se basó el zoólogo y científico Richard Dawkins para su conceptualización. Dawkins,  en su libro El gen egoísta de 1976, propuso la existencia de dos “procesadores informativos” distintos en los seres humanos: uno actúa a partir del genoma, por la replicación de genes de generación en generación, y otro actúa a nivel cerebral, replicando la información cultural del individuo, la cual es recibida por enseñanza, imitación o simple asimilación. En este caso, Dawkins nombra como “meme” a la unidad mínima de información que se puede transmitir longitudinal u horizontalmente, por aprendizaje.

Para Susan Blackmore,  los memes son replicadores y agentes activos que buscan propagarse y expandirse en forma similar a los virus, al igual que los genes.  La autora, al  reflexionar sobre las aportaciones de Dawkins, planteó: “Si Dawkins está en lo cierto, la vida de los humanos está impregnada hasta la médula de memes y sus consecuencias. Todo lo que hemos aprendido al emular a otros es un meme […] Ello incluye el vocabulario que utilizamos, las historias que conocemos, las habilidades que hemos adquirido gracias a otros y los juegos que preferimos. También hay que tener en cuenta las canciones que cantamos y las leyes que acatamos”. Los refranes  y los chistes son dos ejemplos de memes. También  imágenes icónicas como La Mona Lisa de Da Vinci.

En tal sentido, se plantean tres propiedades básicas para que un meme se replique con éxito: fidelidad, fecundidad y longevidad. La fidelidad tiene que ver con que un meme siga siendo reconocible después de múltiples procesos de transmisión; la fecundidad con su potencialidad o capacidad de fuerza para ser transmitido y la longevidad con su perdurabilidad en el tiempo. Como los genes, los memes  pueden sufrir mutaciones, conjugarse con otros memes para formar unidades culturales más complejas (que Dawkins denomina memeplexes) o extinguirse por el empuje de otros memes o memeplexes más fuertes que ellos.  

En tal sentido, el “meme de internet” puede ser entendido como una “pieza de cultura”, ya sea una imagen, un vídeo, una música, una frase, o su combinación; concebida con intención comunicativa y para difundirse a través de la Web. Particularmente expuestos de forma cómica, cargados de ironía y sátira en sus orígenes; con un gran parecido con la caricatura política por su capacidad de transmitir sentimientos potentes, ya sean negativos como positivos hacia una idea, hacia una figura pública o una  institución. Como forma de expresión de la opinión pública, el meme en internet ha resultado de la evolución de dispositivos de comunicación como  el afiche político o el cartel, con la marcada diferencia que le impone el tiempo y la interactividad, la inmediatez con que se crean y con que se difunden, más la posibilidad de tener  feedback en tiempo real, a la par que se difunde,  con los internautas  creando contenido mejorado respecto a versiones anteriores y generando respuestas automáticas. Su vitalización se acrecienta en muchos casos a través de cadenas de comentarios, modificaciones  y nuevos memes que se generan a partir de los originales.

Un meme de internet es un discurso presentado en forma icónica, a través de símbolos e imágenes, con el propósito de difundir ideas, sentimientos y emociones. Son producciones tecnoestéticas para ser viralizadas por la red, que por su carisma lúdico  y humor idiota campean en el escenario de la sociedad clípclica, impactando en la opinión pública, en los imaginarios de los internautas y en sus posturas ideológicas. Desde que aparecieron los primeros entre los años 2000 y 2002, han devenido en herramientas digitales efectivas para generar amplificación y reconocimiento de determinados discursos políticos. En la actualidad, son parte del instrumental de lo que Fages-Ramio denomina la “política 2.0”, de la que resulta paradigmática la campaña presidencial de Barack Obama, en 2008.

En los comicios presidenciales de 2016, los memes fueron fue parte del arsenal de los bandos contrincantes. En una entrevista, el periodista Ben Schreckinger aseguró que durante esas elecciones, se realizó la gran guerra del meme, en la que un grupo de personas llevaron a cabo una campaña paralela a la convencional de Trump y, por otro lado, atacaron a su contendiente, Hillary Clinton. Schreckinger asegura que no hay evidencia de que los memes hayan contribuido a ganar las elecciones, pero que con seguridad cambiaron su tono, especialmente en las redes sociales: “Los memes crearon una gran cantidad de iconografía pro Trump. Además, hicieron énfasis, de manera implacable, en las acusaciones más repugnantes y sensacionalistas contra Clinton, obligando a los medios de comunicación a abordar temas que de otra manera ignorarían”.

Antes de las primarias de aquella campaña, un grupo de creadores de memes formaron el grupo de Facebook “Bernie Sanders Dank Meme Stash”, en el cual se reunían miles de personas para compartir imágenes del senador por Vermont,  acompañadas de montajes y referencias a la cultura pop. Esto ayudó a difundir sus mensajes, pero  también a desvirtuarlos, a banalizarlos; se llegaba a más jóvenes, pero con menos claridad ideológica. Ciertas imágenes, como el cartel ‘¿Bernie o Hillary?’, acumularon muchos clics en las redes, pero a la larga resultaron ser engañosas, pues no presentaban la agenda real del excandidato. Por aquello que señaló  Charles Sanders Pierce, de que  todo signo siempre remite a otro signo y  todo signo/pensamiento se dirige a otro signo/pensamiento. Un mismo mensaje puede ser interpretado de distintas maneras.

Así pasó  con el más reciente meme protagonizado por Bernie Sanders; generado a partir de su imagen durante el espectáculo de la toma de posesión de Biden-Harris y  tomada por el fotógrafo Brendan Smialowski para Getty Images. Donde se le ve sentado con las piernas cruzadas,  con una modesta mascarilla, envuelto en un voluminoso abrigo y con guantes tejidos en casa. Nada extraordinario,  si se consideraran  simples indumentarias para  abrigar en el  gélido clima de Washington, D. C. y no como satisfactores del deseo de ostentar, como símbolos indicativos de la jerarquía o el glamour de los demás invitados. Su chaqueta contrastaba con abrigos de diseñador y a la medida, demasiado humilde frente al brillo de los demás. “En Vermont nos vestimos abrigados. Sabemos algo sobre el frío y no nos preocupa la buena moda sino mantenernos abrigados. Y eso es lo que hice”, dijo Sanders en una entrevista a propósito de los memes de internet.

“Somos periodistas y no podemos elegir cómo reacciona la gente a las cosas. Está bien que la gente se tome un descanso del periodismo pesado para encontrar momentos alegres”, dijo  el periodista que tomó la fotografía de Sanders. “Es difícil por qué algo se convierte en un meme, no tiene lógica”, añadió. Sin embargo, sí hay una lógica, y un sentido que se asienta con el gesto de colocar a Bernie Sanders sobre las imágenes icónicas producidas por las poderosas industrias culturales y del entretenimiento. Los primeros memes que circularon, informaban precisamente sobre ese contraste, sobre la des-intonía de Sanders con la frecuencia dominante  de ese meme- espectáculo, esa pieza de la cultura política que es un acto de asunción presidencial  en los EE. UU.; con el que se estructura el  “memeplexe” de la democracia estadounidense. Sentido diluido, posteriormente. 


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José Ángel Téllez Villalón

Periodista cultural


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